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Opinión

¿Por qué es Kanye West tan jodidamente relevante en el hip hop?

Por JD Romero / 25/03/2018
¿Por qué es Kanye West tan jodidamente relevante en el hip hop?

Para mucha gente, Kanye West es una de las celebridades más importantes del planeta. Casado con una de las mujeres más relevantes del mundo (a nivel impacto en la era de las redes sociales al menos) y con una habilidad casi sobrenatural para vender cualquier cosa que esté diseñada por él. Con fama de bocazas y un autentico influencer casi involuntario, el tirón de Kanye va mucho más allá de los productos de usar y tirar que crea el capitalismo salvaje apoyándose en la capacidad de creación -y destrucción- de Internet.

Pero para ello tenemos que remontarnos a cuando Kanye decidió no seguir adelante con una vida basada en los estudios universitarios para dedicarse a la música, con unos padres con formación académica que se negaban a aceptarlo.

De ghostproducer a The go-getters

Tras unos años como productor fantasma para Deric «D. Dott» Angelettie -ya sabéis, no sólo existen los ghostwriters, también los ghostproducers– formó su propio grupo llamado ‘The go-getters’, en que West era MC y uno de los productores. El único álbum de la banda salió a la venta en 1999, paralelamente a algunas producciones mayores de West para artistas como la legendaria Foxy Brown. Pero no fue hasta el 2000 cuando se empezó a hablar de West, coincidiendo con sus producciones para artistas de Roc-a-fella Records, la disquera de JAY-Z.

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Y como tantas historias que nos llaman la atención, la carrera de West despegó casi por casualidad. Una cinta con beats que era para Beanie Siegel acabó involuntariamente en manos de Hova, que terminó usando varios de esas instrumentales para su celebrado álbum de 2001: ‘The Blueprint’.

Kanye West no sólo obtuvo fama mundial firmando los mejores cortes del disco, sino que tuvo una grandísima culpa en el reflote de la carrera de Shawn Carter, que en aquella época era tachado de haberse vendido musicalmente, de no encontrar su sonido y de hacer casi lo que sea por mantenerse arriba menos sacar temas realmente trascendentes.

Los samples de soul deconstruído de West (con el apoyo de otros grandes productores para el disco como Timbaland y Just Blaze) construyeron un álbum que volvía a situar a Hova como alguien ávido en el negocio, musicalmente elegante y con un impacto tan global que ese sonido basado en viejos vinilos de soul y funk acabó por matar el sonido Dirty South, tan absolutamente en boga en aquel momento.

Pero el sueño de West era convertirse en rapero, no sólo en un gran productor, de modo que mientras enviaba beats a algunos de los mejores artistas del mundo -que ya iban desde Alicia Keys a Janet Jackson-, negociaba su carrera en solitario con Roc-a-fella.

Lobo solitario

A pesar de que la imagen de Damon Dash está hoy desmejorada -y es Jay-Z el que se lleva los méritos como lúcido hombre de negocios- fue él quien apoyó la imagen de niño bueno, sin pantalones baggies y estilo más accesible de Kanye West, alegando que sería algo así como el «Babyface del rap», en mención a la leyenda del R&B. El resto es historia.

Cuando Kanye West editó ‘The College Dropout’, muchos críticos dijeron que el álbum tenía tantos hits potenciales como ‘Thriller’, mencionando el álbum más vendido de la historia de la música, firmado por Michael Jackson. De nuevo samples soul y gospel mezclados con bajos y timbales reales en un disco tan bueno como musicalmente accesible.

West había aprendido de su ídolo el rey del pop -y muchos otros- que no sólo había que hacer una música sobresaliente, también había que vender álbumes. Las entrevistas le llovían y comenzaban sus polémicas; desde la adicción al porno a sus declaraciones sobre George W. Bush o su vida como comprador compulsivo.

El genio incomprendido

El resto de su carrera es conocida por todos. ‘Late Registration’ (2005) y ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy’ (2010) son absolutas obras maestras. ‘Graduation’ es un álbum limpio e impoluto que se disfruta de principio a fin, ‘808s & Heartbreak’ es un disco desgarrador, creativo y cuya influencia es muchísimo mayor de lo que se le reconoce -atended si no a toda la música urbana que se hace hoy- y ‘Yeezus’ y ‘The Life of Pablo’ muestran a un Kanye intentando encontrar su nuevo sitio, entre genialidades y experimentos.

La importancia de Kanye West para la historia de la música negra en las últimas dos décadas es completamente relevante y va mucho más allá de sus relaciones con Alexis Phifer, Amber Rose o Kim Kardashian y de su poder para facturar millones en el mundo de las sneakers (primero con Nike, ahora con adidas).

Si analizamos sus producciones para sí mismo, JAY-Z, Jermaine Dupri, Trina & Tamara, Brandy, Janet Jackson, Alicia Keys, Beanie Sigel, Jagged Edge, Lil Kim, Dead prez, Da Brat, Cam’ron, Nas, Scarface, The Game, Talib Kweli, Fabolous, Monica, Beyoncé, DMX, Twista, Maroon Five, Jadakiss, Mobb Deep, Mos Def, John Legend, Mariah Carey, Diddy, Common, Kid Cudi, Pusha T, Snoop Dogg, Travis Scott, Rick Ross, Rihanna, Drake, Chance the rapper o incluso Madonna nos damos cuenta de cuánto hay que darle su sitio.

Pero no sólo por producir para los nombres más grandes de la industria, sino por crear un sonido propio que una vez salvó la carrera de Hov y que muchas veces ha empujado la de otros. Cada vez que alguien tenga una visión superficial de West atendiendo al circo mediático en que se ha convertido su vida puede hacer una cosa: reproducir su música y sumergirse en el inmenso talento de este nerd de Chicago casado con la mujer más deslumbrante del globo.

Una jodida leyenda.


Si la vida de Kanye West te ha dejado con hambre de más, repasa aquí con nosotros la de JAY-Z.