The MedizineThe Medizine
Música
Opinión

‘Ambitionz Az a Ridah’: el clásico de Tupac que no tuvo ni single ni vídeo

Por JD Romero / 19/02/2021
‘Ambitionz Az a Ridah’: el clásico de Tupac que no tuvo ni single ni vídeo

Los parámetros y la estrategia que se sigue, por regla general, para convertir una canción en un hit, ha sido muy parecida a lo largo de los años y las décadas.

Con los discos de vinilo, los cassettes, los Compact Discs o las nuevas estrategias enfocadas en YouTube, la dinámica ha sido básicamente la misma: se elige un single, se hace un clip lo más llamativo posible y se intenta pagar (algo que se dice poco y se hacía mucho) a las radios y los dj’s más influyentes para que las pincharan. Al final, esto de los influencers es de todo menos nuevo. Por otro lado, la historia de ‘Ambitionz Az a Ridah’ de Tupac no es exactamente esa.

¿Cómo se convirtió ‘Ambitionz Az a Ridah’ en un himno sin esfuerzo?

De ese modo es como se fabrica un hit y un futuro clásico: primero con la selección de la canción idónea para ello, y segundo con el machaque de la misma hasta que suene en la mayor cantidad de cabezas posible, especialmente en las del target ideal. Si el target es el total de la población, entonces estamos ante un negocio multimillonario.

Lo raro y lo llamativo, es cuando una canción se convierte en un completo clásico sin pasar por ninguno de estos procedimientos. Es decir, la gente empieza a reproducirla y cala en la sociedad de manera viva, natural y espontánea y sin la mano de los directores de marketing. Caso de ‘Human Nature’ de Michael Jackson (cuya interpretación en directo la hizo legendaria) y de la que hoy nos ocupa: ‘Ambitionz Az a Ridah’ de Tupac.

¡Suscríbete a The Medizine TV!

De hecho, los singles del álbum en el que aparece (el legendario ‘All Eyez On Me’, de 1996) fueron ‘California Love’, ‘2 Of Amerikaz Most Wanted’, ‘How Do U Want It’ y «I Ain’t Mad At Cha», en ese orden.

Como saben, Suge Knight y Jimmy Iovine (este hombre es un auténtico genio) pagaron los 1,4 millones de dólares necesarios para la fianza de Tupac, que estaba en la cárcel por presunto abuso sexual.

El acuerdo le daba tres discos del artista a Death Row, dos de ellos ya se descontaban con este legendario ‘All Eyez On Me’ y solo quedaría uno, que acabó siendo el también hoy legendario ‘Makaveli’. Por desgracia, este último llegó de forma póstuma, tras la muerte de Shakur.

¡Suscríbete a The Medizine TV!

Ese disco doble está considerado el mejor de la carrera de Tupac (sí, aunque eso sea tan subjetivo como personal) y es que es una auténtica joya de principio a fin y representa (junto al primer disco de Snoop Doggy Dogg y el de Dr. Dre) el culmen del sonido gangsta rap de los noventa.

Pero la cuestión es que el icónico LP empezaba con el piano de ‘Ambition Az a Ridah’ y ha sido tantas las veces que medio mundo le ha dado al play y ha sonado, que una canción sin single, clip ni promoción de ningún tipo, ha acabado convirtiéndose en leyenda.

El tema fue producido por el legendario Daz Dillinger (uno de los miembros de Tha Dogg Pound, junto a Kurupt) e incluye un sample de la canción ‘Pee-Wee’s Dance’ de Joeski Love, aunque en realidad es una interpretación a sintetizador de la melodía. Algo típico en el West Coast de los noventa.

¡Suscríbete a The Medizine TV!

La letra toca uno de los temas comunes en el álbum: por un lado la apología del estilo de vida gangsta y por otro el sufrimiento, la inseguridad y la ansiedad que causa ese mismo tipo de día a día. Esa extraña mezcla de sentimientos encontrados es la que mejor define al propio disco doble, entre el orgullo de elegir ser un pandillero y el extremo tormento que significa ese contexto.

Por un lado sirve como vía de escape de la ira y la frustración por la pobreza, la violencia y la desigualdad, por otro es una manera de retroalimentar ese mismo sufrimiento.

¡Suscríbete a The Medizine TV!

Sea como sea, ‘Ambition Az a Ridah’ es uno de los mayores clásicos de la maravillosa discografía del que fuera —y es— uno de los mayores rappers de todos los tiempos. Una canción que se ha situado entre sus más demandadas y reconocidas sin necesidad de que nadie gastase un duro en promocionarla.

Y es que, al final, si tu música es tan jodidamente buena, el mundo entero se preocupará de motu proprio de que reivindicarla y ponerla tantas veces hasta convertirla en un himno.