«Beats»: rap y ritmos en la nueva película de Netflix
Las producciones de películas sobre rap o sobre la supervivencia en los ghettos de Estados Unidos no son nada nuevo y muy a menudo suele ir de la mano lo primero con lo segundo.
Uno se ha acostumbrado a esas historias de familias monoparentales (o con protagonistas directamente criados por los abuelos) en las que se intenta salir adelante intercalando la escritura de rimas con trapicheos y, normalmente, acaba con uno de los personajes secundarios muerto o en la cárcel a modo de moraleja para el espectador. Desde que el rap es un género musical multimillonario y global, se ha dado luz verde a esas películas y parece que así seguirá siendo durante mucho tiempo.
Lo que no es tan normal es lo que la todopoderosa Netflix acaba de estrenar, y eso nos hace felices y nos da la esperanza de que está casi todo visto, pero no todo. Buceando por Netflix descubrimos «Beats», una película estrenada hace un par de meses en la plataforma y con su visionado vemos ciertas cosas bastante diferentes, empezando por que su historia principal que va sobre un productor de rap. Un pequeño detalle que la hace bastante distinta.
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Así es: «Beats» no nos cuenta la típica historia sobre el chico que quiere salir del bario mediante el rap, sino que va un pasito más allá y además lo hace de modo más que decente (cinematográficamente hablando). El film narra la historia de un joven y talentoso productor de rap llamado August que sufre de agorafobia debido a un traumático episodio del pasado.
El chico será descubierto casualmente por un agente de artistas en horas bajas (interpretado por el popularísimo Anthony Anderson) que intentará que su carrera salga adelante a pesar de sus notables problemas para llevar una vida normal.
Un productor con agorafobia y un agente en horas bajas
‘Beats’ significa una pequeña sorpresa al alejarse de la historia que hemos visto un millón de veces y centrarse en el descubrimiento de un diamante en bruto y del intento de que el chico llegue a lo más alto.
El personaje de Anderson ve en el productor (interpretado por un muy correcto Khalil Everage) una posibilidad de volver a sus mejores tiempos, pero también descubrirá a una persona con problemas que hay que solucionar y a una especie de hermano pequeño que necesita toda su ayuda. De esa manera tendremos muchos ritmos a lo largo de la película (y todo el proceso de creación que conllevan), pero también algo más complejo y profundo.
La cinta viene a cumplir la función de ghetto película que se estrena de una u otra manera cada tres meses, pero lo hace de manera diferente y convincente. Entre su historia diferenciadora, un casting más que acertado, unos buenos beats que oímos a lo largo del metraje e incluso la aparición de Dave East, convierten a «Beats» en un poquito más que el entretenimiento básico que suele ofrecer Netflix.
El film es valiente, está dirigido con cierta soltura, va un poco más allá de lo que esperábamos (que tampoco era mucho) y nos sumerge en un lugar diferente: el mundo de los productores de rap. No es indispensable pero no es ninguna pérdida de tiempo.
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