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Opinión

Violencia explícita; el vacío legal del arte en ‘Bien Duro’ de C. Tangana

Por Margot Rot / 06/07/2018
Violencia explícita; el vacío legal del arte en ‘Bien Duro’ de C. Tangana

Disclaimer: aunque The Medizine defiende totalmente los valores que se pretenden promover con este artículo, la interpretación y comentarios concretos sobre la obra de C. Tangana son la opinión personal de la autora y no tienen por qué reflejar (o sí) la del resto del equipo.


El 29 de mayo de 2018 se hacía público uno de los vídeos más controvertidos del año, ‘Malamente’, criticado por reproducir la estética estereotipada de una España vieja anclada a los motivos visuales de siempre. Hace pocos días salió ‘Bien Duro’ y todavía no he leído a nadie condenando la reproducción de lo kinki más que para hablar de apropiación cultural, que a estas alturas, el simple hecho de cuestionarse si lo es o no, y sobre todo, si nos importa, empieza a ser bastante aburrido.

‘Bien duro’ no ha molestado a la audiencia media de C. Tangana porque nos seguimos permitiendo trabajos audiovisuales en los que los artistas heteronormativísimos de la escena acostumbran a sacar muchas mujeres, mucho dinero y mucha droga. Pasar de esto a un vídeo donde te comportas como un auténtico energumeno, no debería sorprender a nadie. Y así es, la dinámica de violencia del último vídeo de C. Tangana no ha preocupado a nadie a pesar de ser una clara romantización de la toxicidad propia dentro de las relaciones de maltrato.

Ojito, todo ello siguiendo con una estética visual que homenajea al cine kinki, que es más fácil de reinterpretar que el toreo o los motivos religiosos relacionados con los rituales de procesión.

El temazo del verano es mi ex. El temazo del verano es tu ex montando una escenita en público, bebiendo mucho, alzando la voz, agarrándote del brazo, de las muñecas, empujándote, tratando a todas como a la primera.

No, tíxs, el mundo no tiene que ir así.

En cuestión de relaciones interpersonales la obra de Puchito no desvela ningún crecimiento personal, más bien solo un vacío, un vacío obligatorio cuando entras a formar parte de un mundo en donde lo único que importa es que parezca que tu producto es bueno o que dice algo o que dice algo que importa.

Pero tu producto, Antón, está empezando a dejar de ser bueno, no en un sentido moralizante sino más bien haciendo referencia al vacío de contenido o a su baja calidad en cuanto a lo que solemos esperar de ti, que, si no me equivoco, son altas dosis de reflexión por y para jóvenes con la posibilidad y el hecho fáctico de llegar a muchísimas personas.

Llevas dos discos contando lo mismo sobre ti, inclusive de forma parecida, y dos años mandando un hit del verano pa’l bailoteo que no tiene por qué ser ninguna disertación, está claro. Pero ‘Bien Duro’, al menos lo referido al vídeo, trasgrede los límites de lo que yo, como consumidora de música heteronormativa hecha por pavos blancos que rompen cosas, estoy dispuesta a permitir.

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El clip de Roger González lo he vivido y no le hago ningún favor a nadie si, teniendo la posibilidad de que un amplio número de personas me lean, no os digo que me parece una vergüenza. El mismo tío que nos lanza el discurso manido sobre ostentar el poder para cambiar al poder, reproduce dinámicas de violencia que solo los tíos con poder como él pueden reproducir. Pero eso, Tanganita, no te interesa tanto contarlo.

Prefieres aceptar con impunidad que eres un heterosexual normativo con horrores profundos que te pertenecen y expresas libremente en tu arte (que es muy licito, pero yo puedo pararte los pies, que es muy licito también). Prefieres decirle a la gente que el poder es dinero callando cuestiones muchísimo más importantes que no entran en las prioridades de tu discurso personal político, como por ejemplo que el poder es una oportunidad de vida, una oportunidad de vida digna.

El problema del discurso
que reproduce el ‘Bien Duro’ de C. Tangana

Menos mal que ya no tengo quince años, porque podría llegar a pensar viendo ‘Bien Duro‘, que el novio que tenía por entonces y que lo pasaba bien cuando estábamos mal realmente me quería. Hoy, con veintidós y las secuelas de aquello, utilizo el poder que tengo para pedir públicamente que no dejéis que ningún artista justifique violencias estructurales que solo ejercen hombres poderosos contra sujetos no tan poderosos diciendo cosas del tipo «sé que es malo, pero lo llevo dentro de mí y así lo expreso’’.

Desde aquí hago un llamamiento casi rogatorio a todas las que hoy podéis escribir con visibilidad, a todas las que trabajáis en medios de comunicación y tenéis la oportunidad de ser críticas con cierta viralidad.

No creo que el periodismo musical deba dedicarse a hatear constantemente por el clickbait y los titulares con gancho, el salseo y las visitas, creo que el periodismo musical debería estar escrito para hablar de cuando algo nos apasiona, de cómo nos apasiona o de por qué, pero también creo que es injusto que en el discurso público solo se esté hablando de usurpar el poder y de tomar decisiones en un sentido, en el de la pasta y el éxito.

Con la de cosas importantes que hay que cambiar ya…

Cuando Puchito habla de cambiar las cosas, nadie piensa en que cambiar las cosas es dejar de consumir el contenido que hacen los tíos como él para darle visibilidad al contenido que hacen chicas de la escena con menor importancia en las que nadie se centra porque no tienen un discurso tan bien montado para el espectáculo y la performance.

Tu obra, Antón, ha dejado de crecer. Cuando te conformas con los valores de mierda que transmites, tú también dejas de crecer, y si las personas o las obras no crecen o no me hacen crecer, dejan de interesarme.

Los dos últimos discos y los dos últimos hits del verano son puro espectáculo adornado para el disfrute y el consumo, muy satisfactorio, pero también muy insignificante, del espectador medio que me considero. Todo lo que has hecho últimamente ya es para el olvido, lo sabes bien porque entiendes cómo funciona el mercado y además tu obra desde hace tiempo, solo gira en torno a valores adolescentes que yo ya no me puedo permitir.

El vídeo de Roger González ya lo hicieron Rihanna y Eminem en ‘Love The Way You Lie’ (2011), estamos en 2018 y en un país que necesita nuevas narrativas visuales y no que continuemos con las viejas glorias de la cultura española, como lo fueron en su momento el cine kinki o Bardem.

Como si no tuviéramos bastante con uno…

Para mí a partir de aquí se genera una rotura de vínculo con el artista. Por mucho que haya disfrutado hasta ahora de la totalidad de la performance que te has montado desde que decidiste entrar al juego, con ‘Bien Duro’, en donde no tienes ningún tipo de pudor en ser explícitamente violento, esta obra en su totalidad pierde toda significación, sentido y valor. Y además entiendo por fin la farsa con la que parece que nos das mínimas concesiones de trasgresión sin llegar a decir nada que realmente valga la pena.

Primero intentaste innovar con ‘Pop Ur Pussy’ , trabajo que otras hicieron por ti y que solo te benefició para abrirte a un target que te rechazaba por vídeos como el de ‘Bien Duro’, en donde pretendes engañar al espectador, al que siempre tomas por gilipollas, metiendo escenitas en donde las dos tías acaban liadas entre ellas como si eso fuese rompedor.

Lo realmente rompedor sería que Roger González y tú os hubieseis ahorrado la reconciliación del final, y Berta Vázquez y Anna Callis te hubiesen mandado a la puta mierda.

Hay una poesía preciosa en el horror profundo de las cosas terribles que hacemos y que tanto nos gustan, pero eso no significa que puedas pasarte tres años escribiendo la misma canción, tratando a todas las chicas como a la primera porque tú no estás bien.


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