Biz Markie y el sample que cambió la historia del hip hop

Desde que existe el rap, se ha venido produciendo de la misma manera: se coge una muestra o sample (básicamente un trozo de una canción antigua) se repite formando un loop y sobre ella se añaden bombos, cajas, bajos, más samples, teclado y lo que se quiera. Grosso modo así es como se hace, aunque supongo que tampoco te estamos descubriendo nada.

Dicho esto, desde los años setenta se habían usado los samples para el rap, y desde finales de esa década ya había hits en el género o canciones (y álbumes) que se estaban vendiendo como churros. Aunque siempre se le había dado -desde la prensa- el tratamiento de «moda», lo cierto es que en los ochenta el rap no hizo sino crecer y crecer.

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Y no solo crecer, evolucionar y desarrollarse, sino que empezaron a asentarse discográficas, distribuidoras, marcas de ropa, managers, directores de clips musicales y toda una industria satélite que solo ocurre cuando hay algo que va para largo.

El tiempo no ha hecho sino probar no solo que el hip hop no era una moda pasajera, sino que se trataba de uno de los mayores negocios (y completamente multidimensionales) del mundo.

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Y en aquel punto, los productores, los emcees y las discográficas estaban tranquilos. Podían recortar cualquier sample, hacer un beat, rapear encima y esperar a que llegaran los royalties por ventas de discos y por derechos de autor.

Hasta que un día alguien denunció al legendario Biz Markie y todo cambió… para siempre.

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Era diciembre de 1991 y Markie disfrutaba tranquilamente de ser uno de los rappers más exitosos y carismáticos del mundo, hasta que fue demandado por Gilbert O’Sullivan.

El que ponía la denuncia era un cantante y compositor irlandés-británico muy conocido a lo largo de los setenta, Markie había usado un sample de su hit ‘Alone Again (Naturally)’ y quería su parte del pastel.

Lo que nadie esperaba era justo lo que pasaría y acabaría cambiando la historia del hip hop, primero en Estados Unidos y luego en el resto del mundo. La Corte Suprema falló a favor de O’Sullivan y eso quería decir algo bastante relevante para el futuro del rap: todos los artistas deberían conseguir acuerdos legales sobre el sample antes de usarlo en cualquier disco.

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Por supuesto, en caso de no hacerlo serían perseguidos y tendrían que enfrentarse a cargos criminales.

No hace falta decir que dicha sentencia cambió por completo la manera (y la libertad) con la que los productores de rap harían sus beats desde esa navidad de 1991… Hasta justo nuestros días.