«Brown Sugar»: la película alternativa a los tópicos del rap

Si empiezas a cansarte de tópicos del rap, la película «Brown Sugar» es para ti.

Por mucho que nos gusten, las películas sobre este género (o sobre gente que quiere hacer carrera de el mismo) suelen repetir una serie de tópicos. Y esos clichés suelen ser un tipo que se mueve en pandillas -o con compañías inadecuadas- y que ve en la música el modo de salir del ghetto, reordenar su vida y tener todas aquellas cuestiones materiales con las que siempre ha soñado.

Es una fábula esquemática que se repite (también por ser una realidad que parece cambiar poco) y que ha dado éxito en taquilla, con lo que los realizadores y productores son reacios a evolucionar en algo que tienen por casi seguro que va a funcionar.

También es lo que nosotros esperamos al pagar la entrada o ver uno de estos largometrajes en una plataforma. No vamos a engañarnos.

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Pero tampoco es así al cien por cien, aunque casi. «Brown Sugar» (dirigida por el genial Rick Famuyiwa, director que ha trabajado en las notables series «Dope», «The Chi» o «The Mandalorian», casi nada) fue una película notable estrenada en 2002 que se alejaba de esos tópicos tan manidos. Y encima se dejaba ver bastante bien.

Protagonizada por Taye Diggs y por Sanaa Lathan (aunque también con papeles para Mos Def, Common, Method Man y Queen Latifah), la cinta nos cuenta cómo un chico y una chica que se conocen desde la infancia gracias al hip hop, coinciden de adultos siendo él un ejecutivo de una discográfica y ella una periodista musical.

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Por supuesto, saltará la chispa entre ellos, aunque nada será tan sencillo como parece, y se darán todo tipo de imprevisibles situaciones y otras con carga humorística. Y es que ahí radica la gran diferencia con el cine del que hablábamos antes, «Brown Sugar» se mueve entre la música, la comedia romántica y un entorno menos sucio y violento.

La mayoría de películas sobre hip hop narran cuando el artista (o el ejecutivo, como en este caso) aún no ha llegado arriba. «Brown Sugar» sí se contextualiza en esa parte, siendo una cinta amable y menos previsible pero igualmente respetable como largometraje.

Y es que ya hemos dicho quién es el director del filme y eso dice mucho, incluso cuando sientas que todo lo explicado hasta ahora te está diciendo que no es tu película.

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Suponemos que ya la viste en su día, pero si no, «Brown Sugar» es una peli amable pero más que decente que nos recuerda que no todo son disparos, bandas, alcohol y pandillas en el rap, sino que también hay toda una industria alrededor.

Una industria… En la que también cabe el amor.