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Opinión

«Bullet»: cuando Tupac se enfrentó a Mickey Rourke en el cine

Por JD Romero / 01/02/2021
«Bullet»: cuando Tupac se enfrentó a Mickey Rourke en el cine

La historia de Mickey Rourke (Nueva York, 1952) es, cuanto menos, llamativa. Considerado uno de los mejores actores jóvenes de la historia (con papeles en las magníficas «La ley de la calle», «Manhattan sur», «9 semanas y media» o «El corazón del ángel» o aquella biografía de Charles Bukowsky llamada «Barfly»), pasó a joderlo todo por las drogas y el alcohol.

Y es que la vida de Rourke llegó a ser tan imprevisible que -estando en lo más alto de su carrera- dejó el cine para dedicarse profesionalmente al boxeo. Entre esas idas y venidas y con la concepción que el mundo tenía de él yéndose al traste, protagonizó «Bullet» junto a Tupac Amaru Shakur, el gran mártir -con permiso de Notorious BIG aka Biggie Smalls- de la historia del rap.

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Tupac en la pantalla grande de nuevo en «Bullet»

Dirigida por Julien Temple (que venía de triunfar en el mundo del videoclip trabajando para artistas como Duran Duran, Whitney Houston, Bryan Addams o Tom Petty), la cinta cuenta como un ex yonki (Rourke) que viene de estar ocho años en prisión, declara la guerra a un narcotraficante (interpretado por Tupac Shakur) como venganza por todo el daño que está llevando a cabo en las calles.

Realizada con las características (para bien y para mal, más con lo segundo viendo como ha ejercido el paso del tiempo) del cine independiente de los noventa, la película exprime el aspecto de drogadicto real que tenía Rourke (a pesar de sus operaciones estéticas) en la época y del carisma natural del rapero, que engrandece cada plano.

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Aunque la película pretende ser más de lo que es -es lo que tenía el indie en aquella época-, lo cierto es que funciona.

Si no le pedimos demasiado y sabemos a lo que vamos, estamos ante una cinta pretendidamente callejera y feísta, con cierto frenetismo y que explota la química entre un Mickey Rourke en horas bajas y un Tupac Shakur que fue asesinado a tiros pocos después.

El enésimo drama de las drogas de los años noventa, esta vez con dos iconos tan diferentes que son capaces de llenar la pantalla. Aunque puede parecer una película que ha quedado únicamente para incondicionales de Tupac Shakur (del que John Singleton llegó a decir que era el mejor actor con el que jamás ha trabajado), lo cierto es que el largometraje sigue ofreciendo suficientes razones para dedicarle, al menos, un visionado.