¿Cómo un pedo puede convertirse en el detonante de un tiroteo?
Hoy vamos a hablar de flatulencias. Iba a decir que no es que sea un tema de por sí, y que en realidad no tendría por qué despertar ningún interés en nadie, pero qué c*jones, ¡la verdad es que el tema da para mucho que hablar! Si no me creéis, intentad hablar de ello disimuladamente en cualquier conversación que mantengáis mínimamente ebrios (o sea, de pedo, valga la redundancia) y veréis cómo la cosa da para mucho.
Pero bueno, lejos de contaros lo que es un pedo (explorad un poco vuestro propio cuerpo si no lo sabéis, buscadlo en Yahoo Respuestas, lo que sea) o de hacer una disertación sobre los tipos y cualidades de cada tipo de ventosidades, hoy os traemos una historia de lo más curiosa. Ocurrió en Valencia, en la ciudad de Torrent. ¿Los protagonistas? Dos clanes rivales de la zona. El pasado verano ya aparecieron en las noticias por protagonizar un tiroteo parecido al de hace unos días, sólo que esta vez la situación es mucho más cómica.
Al parecer la historia es la siguiente: el miembro de un clan le debió dedicar una flatulencia a otro del clan rival, que en su inmensa generosidad y como muestra de gratitud, le correspondió con lo mismo. La mujer de uno de ellos se enzarzó con la mujer del otro, tras entrar en cólera porque supuestamente «había sido insultada». A raíz de esto -quién sabe por qué, los caminos del señor son inescrutables, dicen- lo que empezó como una pequeña dedicatoria maloliente entre rivales terminó en un tiroteo que se saldó con cuatro personas heridas, dos de ellas de bala.
La Policía Nacional intervino justo antes de que el suceso llegara a más (¿A más? ¿Por un pedo? ¿En serio? ¡Si ya se habían tiroteado!), y arrestaron a tres personas. Entre los heridos: un padre y un hijo del mismo clan, ya estables en el hospital, y dos jóvenes, un chaval de 19 y una chica de 16, los dos con heridas de golpes poco graves. ¿Las conclusiones? No muchas: por favor, no les dediquéis pedos a vuestros enemigos, sobre todo si éstos van armados, que nunca se sabe en qué puede terminar la cosa.
Lo que tiene que ver uno, oye. El mundo cada día está más loco.