¿Por qué algunos festivales se han cancelado y otros no por el Covid-19?
Tal como se empezaron a conocer los efectos del Covid-19 en Occidente, todas las organizaciones y ligas deportivas empezaron a cancelar sus proyectos y temporadas, de manera temporal pero indefinida.
Desde los estrenos de cine, las obras de teatro a la NBA, todo ha quedado en una especie de parón. Obviamente con toda la lógica del mundo: realmente no sabemos el daño real ni el alcance en el tiempo que pueden tener los efectos del llamado Coronavirus.
Pero parece que hay una extraña excepción en todo esto: los festivales de música. Eventos multitudinarios que suelen darse a partir de junio y que y en los que solo hemos visto pasos en firme en unos muy concretos. Rock the night Festival anunció su cancelación y Viñarock y Primavera Soun’ han anunciado que posponen sus fechas hasta nuevo aviso.
Festivales que se cancelan o aplazan, y otros que ni se pronuncian
La cuestión es que solo en nuestro país hay cientos de festivales -de diferentes estilos y para diferentes gustos- que siguen extrañamente sin pronunciarse al respecto. No parece fácil que en los meses venideros sean posibles las concentraciones de diez o veinte mil personas en lugares acotados y reducidos como los festivales.
Pero claro, aunque desde fuera se ve muy fácil lanzar una opinión, la cosa no suele ser tan sencilla.
La inmensa mayoría de festivales se financian con préstamos bancarios, así se pagan los cachés (o la proporción que se haya negociado por adelantado) de los artistas, el alquiler del recinto, de las luces, el escenario, promoción y todo lo necesario para ir moviendo la maquinaria.
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De ese modo, la cancelación de un macrofestival significa la auténtica ruina para el/los empresarios. La devolución del importe de las entradas a los que iban a ser asistentes mientras que el banco va a exigir la devolución de su préstamo es una situación absolutamente catastrófica. Una auténtica desgracia que sin duda hará que muchos de los festivales existentes pasen a la historia.
También hemos de ponernos en otro lado. Aunque hoy en día muchos de los grupos y artistas reciben dividendos de las reproducciones en Spotify o YouTube, lo cierto es que la mayoría encuentra la mayor parte de los ingresos en las giras.
Así que de nuevo estamos en la misma disyuntiva, dudamos que las autoridades permitan esas concentraciones de personas, con lo que sus economías se verán altamente mermadas.
Podemos pensar que los artistas y bandas de música tienen una fortuna y podrán aguantar el golpe, pero no será así en las formaciones menos conocidas o cuyo género es más alternativo. Estas son las que de nuevo verán su economía tocada de un modo mucho más agresivo.
Una auténtica ruina para los festivales, y también para los grupos y artistas
La única solución o reglamentación está en el gobierno de cada país, aunque ni ellos mismos saben cuándo va a parar esto realmente ni cómo -ni cuando- volveremos de nuevo a una normalidad que incluya amplias concentraciones de personas en recintos abiertos o cerrados. Una situación sin precedentes con efectos negativos imprevisibles cuyos daños serán como ver caer una fila de fichas de dominó.
¿La parte positiva? Que, tal como volvamos a la normalidad ,iremos a todos los festivales, conciertos, teatros, salas de cine y eventos que podamos, ya que no valoramos algo realmente hasta que lo perdemos. Pero claro, eso si nuestra economía no se ha resentido lo suficiente y aún nos lo podemos seguir permitiendo.
Sabíamos mucho y no sabíamos nada. Esperaremos a las próximas semanas a ver qué pasa finalmente con los grandes eventos que aún faltan por posponer o celebrarse.
En otro orden de cosas, Rihanna ya ha desbancado a JAY-Z y Los Beatles en el número de temas que ha conseguido colar en las listas de éxitos.