Damon Dash dice que el beef de Roc-A-Fella es entre JAY-Z y Kareem Burke

Como saben, la relación entre Damon Dash y JAY-Z (dos de los fundadores de Roc-A-Fella Records) ha estado copando los titulares de medios de Estados Unidos las últimas semanas. Si la ruptura de negocios entre JAY y Dash no fue la más amistosa, todo ha ido a peor y peor.

Damon Dash lleva desde entonces con graves problemas económicos. Es por ello que hace poco corrió el rumor de que iba a subastar el NFT del icónico álbum ‘Reasonable Doubt’ (el disco de debut de JAY-Z y un trabajo magnífico), pero luego reculó y contó que o que estaba intentando vender era su parte de la discográfica Roc-A-Fella.

La legendaria compañía de discos fue fundada en 1995 por ellos dos y por Kareem «Biggs» Burke, con el apoyo de Def Jam Records (casi nada). Y la cosa es que en una reciente entrevista al programa ‘Social Proof Podcast’ , Damon Dash declaró que su mala relación y sus malentendidos no son con JAY-Z, sino entre el marido de Beyoncé y Kareem «Biggs» Burke. Es decir: el tercer fundador de la empresa.

De hecho, estas fueron las palabras literales de Damon Dash en el podcast:

«La razón por la que Roc-A-Fella se rompió fue porque él no quería hacer más negocios con Biggs. Él (JAY-Z) no quería hacer nada más con Kareem Burke. Ellos no se hablaron durante dos años»

No hace falta ser muy listo para deducir que tuvieron que separarse del proyecto conjunto (la discográfica y Roc-A-Wear, la marca de ropa) debido a las diferencias (o a la nula relación, mejor dicho) entre JAY-Z y Kareem Burke. Lo cierto es que siempre habíamos pensado (o eso nos hicieron creer los medios) que la cuestión estaba entre Shawn Carter y Damon Dash.

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Una cosa parece cierta: el embrollo entre Damon Dash, JAY-Z y Kareem «Bigss» Burke va para largo. Sobre todo mientras sigan unidos por una compañía discográfica que los tres fundaron y que tiene un valor económico inmenso. Y es que álbumes de artistas como Kanye West, Rihanna, Cam’Ron o el propio JAY-Z salieron bajo el sello.

Siempre creímos que las mejores telenovelas salían de Venezuela o de Turquía… y resulta que tenían lugar en los rascacielos de Nueva York.