3 discos esenciales para revivir la Nueva York de los 90’s
Crecer en Europa en los noventa como fan del rap normalmente era definirte como seguidor de la costa oeste o de la este. O más concretamente: Los Ángeles o Nueva York.
En la primera ciudad el estilo gangsta rap se definía en base a samples de funk de los setenta, sintetizadores y bajos reales, en la segunda en bajos de vinilos oscuros y cajas y bombos lineales, las diferencias sonoras eran descriptivas del clima de cada ciudad.
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A pesar de las diferencias musicales y estéticas, el contenido era muy parecido: trapicheos, tiroteos, alcohol… Unos desde un sonido más limpio y puede que festivo, otros desde la monotonía de los bloques de ladrillos, las canchas, los parques y el insoportable frío de Nueva York.
Y es en la ciudad de los rascacielos de donde hoy queremos rescatar tres discos que nos parecen muy representativos de ese ambiente entre la depresión, la lluvia, los abrigos plumíferos, las ventas de droga a pequeña escala en cada esquina y las Timberland por encima de los vaqueros Lugz o Karl Kani.
Tres discos que son casi un billete de ida a la Nueva York de los noventa
Tres álbumes considerados ya obras maestras del género que nos hacen teletransportarnos a una época y un lugar diferentes y que casi no nos parecen tan lejanos.
Y es que cerrar los ojos y escuchar cualquiera de estos discos con los cascos es viajar directamente a Queens, Brooklyn, el Bronx o Harlem en casi cualquier año de los noventa, especialmente desde el 93 hasta el 97 (en que el sonido que describimos estaba más estrictamente definido).
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Para cualquier fan de ese rap tan concreto, estos tres LP’s son parte del súmmum de lo que ha dado la historia del hip hop. Cada sample, cada bajo, cada caja, cada rima, cada estribillo o el sonido de cada disparo nos retrotrae a una época mejor musicalmente y a un rap casi extinto, que seguramente jamás volverá.
Y como puede que jamás venga de vuelta este sonido tan concreto, lo que no podrán quitarte es volver a estos discos y oír sus mugrientas y repetitivas muestras de soul agridulce mientras escupen unos raps tan verdaderos como la biblia de Jesús.
Mobb Deep – ‘The Infamous’ (1995)
Havoc y Prodigy encapsularon el sonido de las calles de Nueva York en esta obra maestra del rap de la costa este. Cada skit, cada frase, la suciedad de los vinilos de los que se sampleó…
Una genialidad atemporal en lo musical que sin embargo recogía para siempre el significado de vivir en aquellas calles en aquel momento. Imprescindible.
Raekwon – ‘Only Built 4 Cuban Linx’ (1995)
El debut de Raekwon en solitario (aunque Ghostface Killah estaba en casi todas las canciones) es probablemente el mejor disco de los miembros individuales del clan, que no es poco.
Raekwon tomaba la jerga de los mafiosos italoamericanos para darnos un paseo por la Nueva York en la que se movía entre sonidos de sirenas de policía, disparos y conversaciones en los bancos del parque.
Capone N’ Noreaga – ‘The War Report’ (1997)
Un disco de 1997 cuyo sonido podría ser de dos-tres años antes, y lo decimos como algo absolutamente positivo. El drama del día a día en los viviendas de protección oficial narrada con una soltura (y unas bases instrumentales ya míticas) y una habilidad maravillosas.
El mérito del álbum es que salió cuando ya Bad Boy Records y muchos otros intentaron mover el sonido de la ciudad a algo más pop, limpio y melódico. Hurra por Capone y Noreaga.