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Opinión

Hablemos de esa gran estafa llamada «Street Style»

Por JD Romero / 10/03/2020
Hablemos de esa gran estafa llamada «Street Style»

Una de las últimas veces que estuve en Nueva York vi (entre cafeterías, tiendas de cupcakes y portales de ladrillos de arcilla) una inmensa cola que daba la vuelta a la esquina en el barrio de Tribeca.

Me acerqué a la muchedumbre para ver de qué se trataba y vi que eran un montón de jóvenes blancos y asiáticos en su mayoría esperando para entrar a una Pop Up Store de Supreme. Seguridad en la entrada de la puerta incluida, que los dejaba entrar de uno en uno.

Ya estando junto a la cola pregunté de qué se trataba, a lo que uno de los muchachos me comentó que era la edición limitada de Supreme y el «Illmatic»de Nas, que iba a ponerse a la venta. Le comenté al mismo chico que ese álbum era un de mis favoritos desde la infancia y que me lo sabía de memoria, y la cara que él me puso (cuando yo esperaba una ávida conversación sobre la primera etapa de Nas) fue una cara de extrañeza. Probablemente ni había oído ese disco.

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Entonces puse un poco más atención en todos ellos. La inmensa mayoría parecían jóvenes de clase alta, con cada prenda que llevaban completamente estudiada y con más interés en adquirir la nueva línea de Nas por el snobismo que por lo que representa el rapper de Queens: talento, calle, esfuerzo y algunos de los mejores discos de la historia del rap.

Y el ímpetu y las colas por hacerse con una camiseta -o sudadera- edición limitada representaba bastante bien aquello en que se ha convertido la cultura urbana: poco de cultura y poco de urbana.

Las grandes multinacionales se adhieren a los valores de esfuerzo y de conexión con el barrio de artistas como Nas (o Capone N’ Noreaga o cualquiera de esos ejemplos) para impregnar sus productos mercadotécnicos en un halo de nexo con la autenticidad del barrio, aunque todo salga de oficinas en la parte alta de un rascacielos.

Multinacionales vendiendo calle y autenticidad

El capitalismo sabe que la superficialidad y el poco valor de la moda por sí misma tiene que ir de la mano de personas, grupos o nombres que puedan darle ese mérito a algo que no lo tiene. Las tiradas limitadas hacen que la gente (o las generaciones que entienden que la autenticidad se compra en tiendas) corran a las tiendas y amplifiquen el valor de las mismas. Todo está estudiado para parecer, no para ser.

Atrás quedaron las marcas como Kross Colors, Karl Kani o Fubu creadas por diseñadores que venían de lo más bajo. Ahora las marcas del mal llamado «Street Style» son adquiridas por multinacionales o directamente creadas por ellas.

De modo que que no hay calle ni talento surgido del asfalto en la mayoría de los escalones de esas marcas. Moda urbana creada por la clase más alta y comprada por la clase más alta: un sinsentido para contentar a los de siempre.

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¿Ha muerto la cultura urbana como tal?

Pasa lo mismo con la música. En gran parte de la música urbana se ha dejado ir el mensaje social y político para quedarnos solo con las estética: las zapatillas, las gorras, los abrigos de pluma y demás estereotipos. Así es más fácil que todo el mundo encaje con la música urbana, pero a cambio de que lo mejor de ésta acabe siendo sacrificada para siempre. Nos quedamos con el nombre y la parte estética, perdemos lo importante.

Puede que estemos en una época donde la cultura urbana parece estar más presente que nunca, pero en base a dejar por el camino todo aquello que la definía de veras.

Y todos contentos: los artistas venden más si se les dice que no toquen temas que nos hagan pensar, la ropa forma parte de multinacionales que absorben o anulan a los verdaderos talentos que han salido de lo más bajo y el público consumiendo todo ello como autómatas y sin saber por qué se sienten vacíos.

Pero no podemos negar que sabemos que falta algo, que todo es demasiado superfluo y que entre todos estamos matando una bestia sagrada que un día tuvo tanta energía y tanta fuerza que el mundo entero temblaba (y movía a la cabeza) a su ritmo.

Aquella cola en Tribeca no era el auge de la música urbana, era más bien la puerta de entrada a su defunción.


Si tú sí eres un verdadero apasionado de Nas, tenemos aquí algo que te gustará mucho.