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Opinión

¿Por qué todo el mundo está enganchadísimo a “Gambito de dama”?

Por JD Romero / 12/12/2020
¿Por qué todo el mundo está enganchadísimo a “Gambito de dama”?

Gambito de dama. ¿Has visto en todas partes este nombre, pero aún no sabes a qué viene el hype? Si en los últimos años hemos visto una explosión sin precedentes en la calidad y la cantidad de las series, en este extraño 2020 en el que hemos estado en cuarentena y luego con limitaciones de todo tipo, la cosa no podía sino ir a más y más.

La cosa es que si ya había tantas series de calidad que casi no sabíamos cuál habíamos de seguir y cuál obviar e ignorar, con esta imprevisible realidad que nos obliga a permanecer en casa nos ha dado tiempo de ponernos al día. Y las plataformas tan felices, dicho sea de paso.

Y si eres de esas personas que aman la ficción en formato serie, entonces no habrás dejado de oír sobre «Gambito de dama « («The Queen’s Gambit» en su título original) una y otra vez estas últimas semanas. Es más, aunque pases completamente del tema series, has tenido que escuchar una y otra vez que tienes que ponértela y que la vas a devorar de una sentada.

¿Por qué todo el mundo habla tan bien de «Gambito de gama»?

Creada y dirigida por Frank Scott (responsable de esa obra maestra del western llamada «Godless»), «Gambito de dama» nos cuenta el día a día de una joven prodigio del ajedrez que utiliza su afición para abstraerse lo máximo posible en plena Guerra Fría en el conservador estado de Kentucky.

Mientras intenta ser la mejor jugadora del país y vencer así a los rusos (ya saben, el enemigo que Estados Unidos buscó en aquella época para imbuirlo en la mente de sus ciudadanos) lucha contra un problema más complejo de resolver que una partida de ajedrez: sus problemas con el alcohol.

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Aunque sobre el papel la historia de «Gambito de dama» puede no parecer atrayente, en la pantalla y tras darle a reproducir es una absoluta maravilla. La historia, la interpretación sublime de Anya Taylor-Joy, las localizaciones, el vestuario, los diálogos y cada plano convierten en una serie usual en las manos de otro en una obra magna en las de Scott.

Y es que da igual si amas el ajedrez o, por el contrario, lo odias con todas tus fuerzas. Esta serie es una joya atemporal que será recordada durante mucho tiempo incluso habiendo sido estrenada en medio de una época tan competitiva para su producto.

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Un producto de Netflix que se aleja de su eterna accesibilidad para agradar a -casi- todos y se convierte en la serie que tienes que ver. Una miniserie de sólo siete capítulos (aunque de unos sesenta minutos cada uno) en la que gozarás cada segundo de metraje. Fabulosa.