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«El hip hop no tiene mérito como música»: carta abierta a los «expertos»

Por Rodri García-Avello / 29/11/2020
«El hip hop no tiene mérito como música»: carta abierta a los «expertos»

Hace poco leía un texto escrito por un pseudoexperto, donde se negaba que el rap/hip hop fuera siquiera música, y que en algún momento fuera a tener artistas como John Lennon o Paul McCartney en las listas de éxitos.

El amigo empezaba describiéndose como un «multiinsrumentista que toca 9 instrumentos, principalmente guitarra». El chico debe de tocar bastante bien y dedicarse mucho a la música, pero también debe ser bien aburrido y rancio.

La respuesta argumentaba que el hip hop es decir mamarrachadas sobre un ritmo repetitivo, que eso no tiene mérito alguno, y por eso no habrá nadie como aquellos Beatles. Es el clásico discurso de persona mayor, y de experto en música, que no es una opinión muy elaborada, pero sí muy extendida.

«El hip hop no es música»

A medida que ha ido entrando la electrónica en la música, se ha ido repitiendo la idea de que todos esos instrumentos que nos hacen la existencia más fácil sirven para hacernos idiotas, para acercar la música a los inútiles, y hacer que pierda calidad.

El autotune y los ordenadores ya fueron el colmo de la historia, cuando cualquiera se vuelve capaz de pillar uno y convertirse en una estrella de la música, sin haber pasado por el duro proceso de sufrir mucho para convertirse en un profesional de este arte.

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Porque a veces es lo que parece, que hay que complicarse la vida para conseguir el mérito de hacer música. OK, en cierto modo es verdad. Si tocas un instrumento, para tocarlo como un maestro, debes practicar hasta morir, si no meas sangre seguramente te falte practicar más.

Pero eso no es lo que define a un músico (que no sea de orquesta). Está claro que la música no sólo consiste en tocar muy bien un instrumento. Si lo tocas muy bien, eres buen músico, sí, pero eso no significa que si tocas el piano mejor que Daddy Yankee tengas que vender más que él.

El valor de la música

Hay un millón de cosas más que influyen en el éxito de un músico. Hay artistas que transmiten un mensaje, por ejemplo, que tienen una conciencia social. Por desgracia, basar tu música en que es un motor del cambio, o la bandera de una causa, tampoco es suficiente.

Valtonyc tuvo que salir del país cuando lo único que había hecho era canciones donde criticaba, sin ningún filtro, al estado y la derecha. Su música no tiene gracia alguna, y por mucho que haya una buena causa, sus letras no contaban nada y sus argumentos no eran muy originales. Y es por eso que su caso con la ley se hizo más famoso que su música.

Tampoco vale ser un producto y hacer música con la meta de triunfar. Britney Spears suena en una fiesta y nos volvemos locos, pero aunque la bailemos, no suele ponerse como referente del arte, y no suele llegar al corazón de sus oyentes (please fans de Britney, don’t come at us, much respect).

Cuando aparecen estas discusiones, siempre es a raíz del éxito que tiene Fulanito «sin ser buen músico». Normalmente, Fulanito es alguien joven que hace una música nueva, y puede que un poquito polémica.

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La música que triunfa, la que trasciende, es (casi casi) imposible de imitar, de fabricar de manera artificial. Un artista tiene que tener carisma, tiene que transmitir algo al público, emocionarlo. Un violonchelista (por ejemplo), tocando su instrumento, nunca toca perfectamente una partitura, y es en la dinámica, el tempo, los vibratos, donde es capaz de transmitir algo con su música, que ningún otro intérprete podría hacer igual.

Lo mismo ocurre en la música popular. La voz, las letras, melodías, armonías, etc, ofrecen infinitas maneras de vivir la música, y cuando todo se articula con ese algo inexplicable que tienen los buenos artistas, salen temas que la gente recuerda.

Esto es independente del estilo de música que se haga, y de la complejidad de la misma.

«El hip hop solo habla de dinero y putas»

De igual manera que en el rock hay una gran importancia del virtuosismo de un guitarrista, en el hip hop hay una gran importancia de la capacidad de rimar y contar historias.

Decir que el hip hop solo habla de frivolidades como dinero y putas es demostrar poco conocimiento. Es verdad que se habla mucho de eso, pero porque pertenece a la vida de los rappers. La gracia del hip hop es cómo habla de esa vida y de otras.

«La familia de Pascual Duarte», «Barrio», «Trainspotting» o «Réquiem por un sueño», son historias sin el típico final feliz de Hollywood, y a nadie se le ocurre tacharlas de vulgares. Adoramos la literatura o el cine realista aunque hable de historias y personajes deleznables, y serán interesantes mientras estén bien contadas.

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Sin embargo, los prejuicios de muchos impiden reconocer esa calidad narrativa en clásicos del hip hop como Notorious BIG, Raekwon y muchos más. El rap viene de la calle, y tiene historias que dan mil vueltas a las de las mejores letras de… Los Beatles, porque son mucho más honestas.

Criterio y apertura mental en la música

Muchas veces, el escándalo que provocan algunos músicos se basa en la falta de perspectiva de quienes les juzgan, cuando olvidan que están ante un trabajo artístico, igual que un teatro. Pop Smoke hablaba grave pero no poseído, y tampoco estaba todo el día de mala leche, aunque su música fuera bien oscura.

Un personaje puede representar lo que le dé la gana sin que tenga por qué ser verdad. No se puede ir de falso y de gángster sin serlo, y meterse en líos para poder contarlo en letras es ridículo, y no funciona, pero hay que separar el arte de esas trabas mentales que a veces construimos sin justificación.

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El hip hop llega cuando quien canta lo hace de verdad, te está hablando de su vida, de cosas por las que siente pasión y que lleva dentro. En ocasiones tendrá toques machistas, violentos, frívolos, etc, pero si es sincero llegará a conectar con el público.

Es posible, de hecho muy habitual, que aparezcan estos contravalores, pero no deberían empañar la visión del talento de un artista. Es un error que los prejuicios impidan acercarse a la música de alguien, y perderse lo que pueda ofrecer.


También les ocurre algo similar a los que bailan reggaetón en las fiestas de verano pero luego dicen que no les gusta el rap.