Nas reconoce que no ha sido el mejor padre del mundo

A estas alturas, nadie puede decir que Nas no es uno de los mejores rappers de todos los tiempos. Aunque desde su primer disco (‘Illmatic’) ya se estableció como un talento inusual, su carrera ha sido relativamente estable en los años y décadas y hoy, con el filtro del tiempo, podemos hablar claramente de su sitio en el podio de la historia del hip hop.

Sin embargo, poco se sabe de su vida privada. Al contrario que otros artistas, más habituales de realities o de realizar series documentales contando cuestiones más privadas o personales, de Nas se sabe poco, aunque sí podemos dilucidar muchas cosas a través del mejor canal: su propia música.

Y es que Nas ha admitido que no ha sido el mejor padre del mundo, al menos con uno de sus dos hijos. Lo ha hecho en ‘Runaway’ la canción que acaba de ver la luz en el álbum de Swizz Beatz y que podemos encontrar en el disco ‘Hip Hop 50: Vol 2 EP’ .

La canción contiene un sample de ‘Your Love Will Blow Me Away When My Heart Aches’ de Son Little y, en ella, el neoyorkino reconoce que no fue el padre más atento del mundo con Destiny Jones, su hija mayor y que nació en 1994, tan solo unos meses después de que ‘Illmatic’ viera la luz.

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En uno de los versos, Nas dice (rimando, lógicamente) que muy probablemente fue un mal padre con su primera hija y que, aunque la quiere hasta la muerte, sabe que el dinero no puede reemplazar al amor. También recalca que no ha estado en casa prácticamente desde que sacó su primera canción, y ha llovido mucho desde entonces.

Unas emotivas y sinceras rimas de Nas en las que reconoce que, si bien le ha dado todo a sus hijos en el aspecto material, no ha estado ahí el suficiente tiempo, al menos con su primogénita.

Aún así, si vemos las redes sociales del icono de Queens y de su hija, queda claro que su relación con Destiny es magnífica, aparecen constantemente en fotografías y sus muestras de afecto son recíprocas. Ya sabemos cómo es la vida de los artistas: todo el día en la carretera, y Nas ya está en un punto de madurez en la que quizás mira hacia atrás y es capaz de definir y poner nombre a las cosas que podía haber hecho mejor.