Analizamos «Everythang’s Corrupt», el nuevo álbum de la leyenda Ice Cube
Ice Cube es, sin ningún lugar a dudas, una de las figuras más legendarias e icónicas de la historia del hip hop. Desde sus comienzos con los históricos NWA (de los que salieron Dr. Dre y Eazy-E) y de los que Cube salió debido a diferencias en el pago de sus royalties, a su longeva y exitosa carrera en solitario o su extensa filmografía, el de South Central es una de las caras más reconocibles de la historia del género tanto para los fans como para los que ni siquiera escuchan hip hop.
Aunque Cube es un artista ecléctico y un empresario notable (suya es la creación de BIG3, la liga de tres contra tres de leyendas del basket), si nos centramos en su faceta musical, vemos desde el principio ciertas características diferenciadoras con el resto de miembros de NWA, e incluso con la mayoría del rap de la costa oeste.
Con un estilo seco y absolutamente definido y con muchas de las influencias de su entorno (funk, g-funk…), las letras de Cube sin embargo han tenido desde el principio un cáliz mucho más político y social que la mayoría de raperos de su generación en la zona de Los Ángeles y Oakland. Y esa característica la hemos visto desde «Amerikka’s Most Wanted» (1990), ‘Death Certificate’ (1991), el sobresaliente ‘The Predator’ (1992), ‘Lethal Injection’ (1993), los dos volúmenes de ‘War and Peace’ (1998 y 2000) y en mucha menor medida en otros trabajos, especialmente en su proyecto junto a Mack Ten y W.C. -raperos de una categoría muy inferior, todo sea dicho- y el resto de trabajos del Angelino.
«Everythang’s Corrupt», la última bala de Ice Cube
Con una popularidad otra vez por las nubes entre el maravilloso biopic de la banda a la que perteneció, su status fijo como estrella en el cine, su liga de basket y una presencia habitual en medios, no era de extrañar que volviese al sector en el que más destaca: el musical.
Suponemos que con ciertos miedos: bien es cierto que Cube (cuyo nombre real es O’Shea Jackson) es una leyenda viva del rap, pero también es cierto que el género ha evolucionado tanto que podría tener sus miedos a no encajar en el mismo modo que lo había hecho durante décadas, siendo siempre considerado un auténtico icono dentro del star system del género y también de Hollywood.
Pero Ice Cube es alguien a quien parecen no darle miedo los retos (y la mayor prueba la demostró muy joven al dejar un grupo y comenzar en solitario cuando la banda estaba en lo más alto) y aquí está de nuevo en pleno 2018 con un nuevo disco llamado «Everythang’s Corrupt».
Tras un par de escuchas de este nuevo larga duración podemos sacar varias conclusiones: Ice Cube sigue en plena forma como MC, no ha querido sucumbir a las modas y ha entregado un álbum que sus fans van a disfrutar y, además, parece tener aún mucho que decir en lo musical y social.
El LP contiene el sonido característico de Cube en toda sus extensión y tonalidad: west coast, gangsta, retazos del sur, de funk y soul y unas rimas agresivas y contestatarias que siguen llamando la atención viniendo de alguien que es multimillonario desde hace bastante tiempo.
Y desde la intro (llamada ‘Super OG’) ya podemos intuir la dinámica del álbum y también la visión de algún modo deprimente y desilusionada que tiene de la sociedad el legendario Cube.
De la suavidad soulera de ‘Street Shed Tears’, al funkorro de ‘That New Funkadelic’, a la ira y agresividad del corte que da título al álbum, las más actuales «Don’t Bring Me No Bag», ‘On Them Pills’, ‘Fire Water’, ‘Still In The Kitchen’ y ‘Bad dope’, al west coast clásico y gigantista de ‘Chase Down The Bully’, a la melódica «Ain’t Got No haters» -que rememora lo mejor del g-funk-, a la melancólica ‘Can You Dig It’, al boom bap atemporal de ‘One For The Money’, y a su sonido más personalista en ‘Good Cop Bad Cop’…
Ice Cube repasa musicalmente toda su trayectoria en un larga duración tan completo como sincero y comprometido. No hay grandes concesiones a la comercialidad (o no más de las que haya habido a lo largo de su carrera) ni tampoco a intentar encajar entre las nuevas generaciones. Al fin y al cabo, no le hace falta dinero ni status de leyenda. Un disco completo que no parece estar realizado con prisas, midiendo cada paso en la elección de producciones musicales y en la escritura y estructura de las rimas ejecutadas.
«Everythang’s corrupt» es un disco de west coast comprometido, estudiado para gustar a los fans del rapero de Los Ángeles, que va a sonar respetuoso y con calidad para los amantes de la vieja escuela, pero no es un disco desfasado o que suene fuera de su tiempo.
Y es ese equilibrio entre saber su lugar en la historia, mantener ese espíritu crítico y seguir -intuimos- oyendo música, lo que hace de este disco una opción más que recomendable. No es mejor -ni se acerca- a ‘Lethal Inyection’, ‘The Predator’ o ‘Death Certificate’, pero es un LP más que respetable de un icono del género que parece seguir más que en forma y con mucha más conciencia social y política que la mayoría de sus compañeros de todas las edades. El que tuvo, retuvo.
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