Un tercer hombre intenta entrar en la mansión de Drake

El beef de Drake contra Kendrick Lamar (o viceversa) no ha acabado de la mejores de las maneras para el canadiense. No solo lo decimos porque la mayoría de gente piensa que a nivel lírico lo ha ganado el de Compton, sino porque a Drake han intentado dispararle, han vandalizado su tienda de Londres y tres hombres han intentado adentrarse en su (increíble) propiedad en Toronto.

Y decimos tres porque hace solo unas horas que una tercera persona ha intentado entrar en la mansión del rapero. Según reportan medios como TMZ , el intruso intentó entrar en la casa, aunque se encontró con la respuesta de los guardias de seguridad.

La policía llegó al lugar alrededor de las 15:30h de la tarde, después de que los guardas de Drizzy inmovilizaran al hombre, fue entonces cuando la policía sacó al tipo a la fuerza, que se negaba a salir del lugar cuando se lo pidieron.

Y así culminaba una de las semanas más complicadas de la vida de Drake, con todo tipo de sucesos negativos ocurriendo casi cada día. Recuerden que incluso su guardaespaldas personal está en el hospital tras recibir un balazo que iba, supuestamente, dirigido a él. Sí, la realidad supera a la ficción y en el rap de manera mucho más hiperbólica.

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Es normal que se empiece a decir en la inmensa mayoría de medios de Estados Unidos que Drake ya da por finalizado el beef. Y es que, más allá de la parte económica por streamings, el de Toronto ha sacado poco en positivo de esto, incluyendo las alegaciones de cosas tan graves como pederastia y que estaban en el último diss track de Kendrick Lamar.

Es por ello que algunos veteranos como Questlove decían sentirse un poco avergonzados de todo esto, hasta el punto de decir que el hip hop está oficialmente muerto cuando los mismos rappers no temen en meter a las parejas y a los hijos de sus contricantes. Aunque eso ha estado ahí desde tiempos inmemoriales en el hip hop, y para ello solo hay que ponerse «Hit ‘Em Up» de Tupac y los Outlawz contra Notorious B.I.G. y Diddy para darse cuenta.

La historia siempre parece repetirse.