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Opinión

La pregunta del millón: ¿por qué Wu-Tang son para siempre?

Por JD Romero / 04/08/2020
La pregunta del millón: ¿por qué Wu-Tang son para siempre?

Hace pocos días que el legendario Raekwon (nacido como Corey Woods en Nueva York en 1970) anunciaba la tercera parte de su ‘Only Built 4 Cuban Linx’, un álbum que honra en el título a las inmensas joyas que suelen llevar los rappers y que salió a la venta originalmente el 1 de agosto de 1995, hace básicamente 25 años.

El disco, más allá de aniversarios, es uno de los mejores LP’s de ese género llamado hip hop y que acabó por dominar el mundo de la música, la moda y las tendencias.

De golpe y porrazo, todos los fans del rap y casi de la cultura urbana mundial comienzan de nuevo a hablar de Raekwon y todo vuelve a recordarnos que Wu-Tang Clan es simplemente uno de los mejores grupos de la historia del hip hop y que al final todo lo que hacen era, es y será relevante. No se merecen menos.

¿Por qué Wu-Tang Clan tiene ese status superior?

Hablando en términos mercadotécnicos, Wu-Tang Clan representan al supergrupo de rap, como pueden ser los Rolling en el rock, por establecer un paralelismo sencillo y previsible. Todos sus miembros son conocidos, tienen distintas personalidades y la banda tiene un logotipo que encontramos hasta en camiseta del H&M.

La cosa es que cuando RZA quiso contar con más emcees de lo normal, con un logo reconocible e hizo que cada uno de los integrantes firmara en solitario con un sello discográfico distinto estaba creando, probablemente sin saberlo, una guía de estilo y una estrategia de marketing más que avanzada.

Por supuesto, todo aderezado con un sonido absolutamente característico que mezclaba lo mejor del soul de principios de los setenta, con las películas de Kung-Fu y sonidos digitales retro, entre muchas otras cosas.

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De ese modo y entre la estrategia y el talento nato espontáneo, Wu-Tang han tenido casi desde sus inicios un status mucho mayor que el del resto de competidores de su género, un halo de símbolos e iconos que ha sido (casi) siempre apoyado y cimentado por una música sobresaliente, tanto como grupo como por las carreras en solitario de sus integrantes.

Cuando titularon su segundo álbum como ‘Wu-Tang Forever’ (magnífico disco doble que salió principios de junio de 1997) estaban estableciendo y oficializando ese «Wu-Tang son para siempre» que se quedaría en las mentes de los oyentes del rap para toda la vida.

No en vano, mientras en la segunda mitad de los noventa muchos otros como Diddy ya llevaban a cabo un sonido abiertamente comercial para llegar al mainstream, los de Shaolin (pseudónimo usado por la banda para referirse a Staten Island) se lanzaban a promocionar su segundo L.P. con ‘Triumph’, un tema de casi siete minutos y sin estribillo.

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Y es que todo parece estudiado en Wu-Tang para construir esa fábula mental de la iconoclastia. La muerte de Ol’ Dirty Bastard por sobredosis (que negaron al principio) en noviembre de 2004 elevaba a una de sus estrellas a símbolo de mártir. La tragedia y la amplificación del mito que supone la muerte de uno de los integrantes se acababa cumpliendo. ODB se unía así a Biggie, Tupac y tantos otros tipos con un talento descomunal para el rap que se iban demasiado pronto.

Como se suele decir, «Wu-Tang son más grandes que la vida». La chaqueta con el logo del grupo en los disturbios por la independencia de Catalunya meses atrás es solo una muestra del calado del grupo a todos los niveles y en todos los países.

El clan es un grupo de rap pero son ya casi un símbolo pop: el logo, los numerosos integrantes, los discos en solitario y el sonido característico han elevado al status de leyendas vivas a una banda que lo tiene todo en lo musical… Y también en lo programático.

Wu-Tang Forever and ever.