¿Por qué hay que leer «Watchmen» (Alan Moore) una vez al año?
Aunque no me gusta el término, si pensamos en «Watchmen» solemos asociarlo a las palabras «novela gráfica», referidas normalmente a un cómic más maduro, con menos acción y con unas pretensiones más allá de las historias más accesibles de las habituales en el mundo de los superhéroes.
Y digo que no me agrada el término porque en formato grapa y con aspecto sencillo y accesible se han publicado tantas obras maestras atemporales del género que diferenciar entre cómic y novela gráfica me parece prejuicioso, aunque cada uno puede utilizar los términos que más descriptivos le parezcan para cada cosa.
Alan Moore (como guionista), Dave Gibbons (como dibujante) y John Higgins (como entintador) publicaron los doce números originales de «Watchmen» entre 1986 y 1987, convirtiéndose pronto en una aclamada serie y más tarde en una obra maestra, tanto es así que suele aparecer en los listados de mejores libros (de todas las categorías) de la historia.
Sencillamente una de las mejores obras literarias de la historia
Moore utilizó algo tan -a priori- accesible como el cómic de supe héroes para ir mucho más allá y hablarnos de las frustraciones y ansiedades de la sociedad actual e incluso el mismo género de hombres fornidos con capa y poderes.
Con la excusa de una investigación sobre el asesinato de unos de estos héroes, Moore nos adentra en un mundo de mensajes, historias dentro de historias y reflexiones personales a través de los personajes que no deja títere con cabeza.
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De hecho, aunque «Watchmen» es un placer desde el minuto uno, su lectura se enriquece con una segundo y tercer acercamiento (de ahí nuestro título), donde descubrimos cada pequeña crítica, matiz y el esplendor de su riqueza.
Por supuesto apoyados en el maravilloso dibujo de Gibbons y su diseño de cuadrícula de nueve paneles y sus numerosos detalles más allá de ese equilibrio mencionado.
«Watchmen» es un cómic para leer (y releer)
Moore ha citado que se inspiró en William Burroughs (ya saben, uno de los principales iconos de la generación beat) y en su interés de crear una especie de Moby Dick para el mundo del cómic, superando así la imagen insustancial y de consumo rápido que tenía el género hasta el momento.
Basta con leer la primera página de «Watchmen» para darnos cuenta de que vaya si lo logró.
La obra maestra «Watchmen» toma su subtítulo de la frase «quis custodiet ipsos custodes» de Décimo Junio Juvenal (del siglo I y II) y podemos verlo en forma de graffiti a lo largo del cómic, así como en la decentísima película de Zack Snyder de 2009, por mucho que Moore renegara de ella antes de verla.
Watchmen no es un cómic o una novela gráfica, es una reflexión genial con tantos mensajes, ideas y conclusiones que no sólo merece varias lecturas, sino que es un placer atemporal que te recomendamos absolutamente. Y no estamos descubriendo nada nuevo, únicamente damos su sitio en The Medizine a una de las mejores y más completas obras literarias de todos los tiempos en una sociedad que tiende (o tendía) a desdeñar el cómic como arte maduro y respetable.
Pero, ¿quién vigila a los vigilantes?
Revisamos aquí la adaptación de HBO de «Watchmen».