Polémicas, Kendrick Lamar, streetwear, orgullo negro y Marvel: Black Panther
Cuando Marvel anunció que produciría directamente sus películas no pudimos imaginar que la estrategia a llevar a cabo sería tan exitosa como titánica en cuanto a esfuerzo realizado. Lo que comenzó con ‘Iron-Man’ (Jon Favreau, 2008) fue tan llamativo que con el tiempo se acabará estudiando en las universidades de negocios como uno de los proyectos más milimétricamente estudiados de la historia del séptimo arte y como uno de los mayores negocios a largo plazo de todos los tiempos. Y es que cuando Disney compró Marvel, hizo bien en dejar a la inmensa mayoría de cabezas pensantes de la editorial en plantilla, el ratón Mickey era más lúcido de lo que parecía.
La estrategia consistía básicamente en presentar a los personajes más conocidos de «la casa de las ideas», luego unirlos a todos en ‘Los Vengadores’, más tarde realizar las segundas partes de las adaptaciones de esos súper héroes, ampliar el espectro con otros nuevos, entrelazar unas historias con otras con cameos y apariciones, realizar «Los vengadores 2» y luego básicamente repetir el esquema.
Pero no sólo la estratagema a largo plazo ha sido brillante, sino que la estructura de las películas y el libro de estilo de los filmes ha sido tan sobresaliente que se pueden permitir el lujo de realizar adaptaciones de personajes secundarios y terciarios con el mismo éxito que con aquellos con los que hemos crecido (léase Hulk, Capitán América, Thor, Iron-Man y el recién devuelto a Marvel Studios, Spider-Man). Los héroes secundarios a los que nos referimos son básicamente ‘Ant-Man’, ‘Guardianes de la galaxia’, ‘Doctor Strange’ y el que hoy nos ocupa: ‘Black Panther’.
Además de ampliar el negocio con los superhéroes menos conocidos por el gran público, Marvel se puede permitir jugar con nuevos estilos (sin salirse en exceso de su marca de la casa a nivel cinematográfico) y crecer en horizontes. Con ‘Guardianes de la galaxia’ pudo entrar en el terreno de las space operas con un toque tan informal que fue todo un éxito, ‘Ant-Man’ era más callejera y humorística que la mayoría, ‘Doctor Strange’ caleidoscópica y mística a partes iguales y ‘Black panther’ está realizada para triunfar entre el público negro, aunque es absolutamente disfrutable para todo el mundo.
Desde el comienzo nos llamó la atención cómo la última adaptación de Marvel venía encubierta en cierta polémica. Se descubrió que cierto grupo ultra derechista quería crear una avalancha de puntuaciones negativas en las principales webs de críticas para bajar su media y arruinar el estreno, pero todo acabó descubriéndose y, aunque Marvel había hecho los deberes a nivel de marketing, publicidad y comunicación, hemos descubierto lo «fácil» que puede ser dañar un estreno hoy en día si hay algún grupo de presión empeñado.
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Cuando hablamos de que ‘la casa de las ideas’ lo había hecho bien a nivel mercadotécnico nos referimos a que se unió a Puma y Bait para sacar unas sneakers inspiradas en el personaje y, del mismo modo, lo hizo con la firma británica Clarks para sacar otros. Aunque a decir verdad, la jugada más sobresaliente fue contar con Kendrick Lamar para realizar una banda sonora entera para la película, al estilo de las que se hacían antes con cada filme. La estrategia adecuada unida a un casting notable, un vestuario que se preveía espectacular y a la elección de Ryan Coogler (responsable de la genial ‘Creed’, ese spin-off de Rocky) hizo que la película haya acabado siendo todo un éxito de taquilla y también de crítica.
Y es que desde el comienzo de la proyección nos llama la atención una cosa: a pesar de ser una producción estudiada para engendrar millones de dólares sitúa casi todo su metraje en África y no tienen ningún miedo en mostrarse como un film realizado bajo un inmenso orgullo negro.
Una película entretenida, divertida, visualmente muy potente y que se moja al meterse en terrenos como el origen del terrorismo y como ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos.
El respeto por los orígenes, la familia, la tradición, la herencia y un gran aderezo de acción, preciosos vestuarios, mensaje social y político, el humor marca de la casa y todo con Kendrick Lamar de fondo. Una película entretenida, divertida, visualmente muy potente y que se moja al meterse en terrenos como el origen del terrorismo y como ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos. Un ejercicio de cine palomitero que va más allá en la guía de estilo de Marvel con un personaje que dará mucho juego tanto añadido al súper grupo de ‘Los vengadores’ como en sus próximas incursiones en solitario.
Corran a verla.
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