Y llegó el momento de volver a ver «Hustle & Flow»
Aunque hay muchísimas películas sobre cómo hacer carrera en el rap, todas más o menos cuentan cosas similares, o digamos que arriesgan lo justo en modo y forma.
Es por ello que cuando en 2005 llegó «Hustle & Flow» fue una especie de soplo de aire fresco por muchas razones, empezando porque era mucho más cruda, real y sincera que la mayoría de producciones (más vacías) que sólo intentaban hacer caja de un género que estaba en su apogeo mundial en términos de aceptación.
Y es que, si a ojos del espectador ya es accesible la historia del chico de familia monoparental en el barrio pobre que quiere vivir de las rimas y los beats, «Hustle & Flow» va mucho más allá en una realidad más descarnada pero también más honesta y, por supuesto existente.
Una película independiente con mucho que decir
La película (dirigida por un correctísimo Craig Brewer y producida nada más y nada menos que por John Singleton) cuenta la historia de D-Jay, un proxeneta de Memphis que quiere hacerse un nombre en el mundo del rap.
Aprovechando la vuelta a la localidad de un antiguo compañero que ahora es una estrella del hip hop (interpretada por Ludacris) intentará pasarle su demo, con la ayuda de su inseparable Key (Anthony Anderson) y una de las prostitutas que trabajan para él, interpretada por Taraji P.Henson.
El film fue mucho más premiado, reconocido y laureado por la crítica que la mayoría de producciones de su estilo, debido a su tono serio, honesto, a unas interpretaciones memorables, una historia fácil pero que sabe y huele a verdad y a una dirección y banda sonora más que decentes.
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Raramente una película (y menos tratando el rap) con un presupuesto de poco menos de tres millones de dólares -lo que se considera cine independiente- acaba llamando tanto la atención para bien y aunando crítica e ingresos. La cinta recaudó treinta millones de dólares aun teniendo un coste tan ajustado.
Revisionar a día de hoy, y dejando el velo del tiempo como juez objetivo, solo constata la calidad de la misma. La persecución de los sueños en una realidad austera sin maquillajes de modernidad y con la calidad cinematográfica como estandarte, ni más ni menos.
«Hustle & Flow» es una película a reivindicar y no podemos dejar que se olvide: la magia del cine y la del hip hop unidas en una producción donde no abundaba el dinero pero si el talento y las ganas de hacer algo que perdure. Notable.
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