Acusan de corrupción al administrador de la herencia de Tupac Shakur

Desde su asesinato en septiembre de 1996 en Las Vegas, Tupac Shakur ha facturado más de 40 millones de dólares. Royalties, derechos de autor, venta de licencias por merchandising y todo tipo de eventos han dado lugar a una herencia multimillonaria, que sigue generando dinero a cada segundo, porque la leyenda del rapper sigue creciendo y creciendo.

Sin embargo, como suele ocurrir con la gestión de estas herencias millonarias, hay quien no está de acuerdo con lo que se está haciendo. En este caso, se trata ni más ni menos que de la hermana del fallecido rapero, Sekyiwa Shakur, la que ha denunciado a Tom Whalley, el albacea que gestiona todo lo relativo al dinero que genera el fallecido artista.

Tal como notifican medios como Billboard , la hermana del artista cree que Whalley «ha desviado millones» y, por si no fuese suficiente, también cree que se ha quedado con objetos personales del rapero que tienen un «tremendo valor sentimental» para ella. Además de valor económico, claro. Estos objetos de los que habla Sekyiwa Shakur incluyen discos de oro.

Pero la hermana de Tupac no está sola, la propia Tupac Shakur Foundation también ha demandado a Whalley, con lo que parece que la historia va a hacer correr ríos de tinta. Estas han sido algunas de las palabras de la demanda:

«Efectivamente, él ha desviado millones de dólares para su propio beneficio. Whalley se ha enriquecido injustificadamente, tomando compensaciones excesivas en una posición en la que hay un claro conflicto de intereses»

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Afeni Shakur (madre de Tupac y militante de las Panteras Negras) fue nombrada ejecutora de la herencia del artista, sin embargo, tras el fallecimiento de ella en 2016, esta responsabilidad fue a caer a Whalley. Es ahí cuando empiezan los problemas, y es que los familiares del de ‘All Eyez On Me’ dudan muchísimo de su gestión.

Tanto es así que Whalley ha recibido más de 5,5 millones de dólares en los últimos cinco años por la gestión del patrimonio de Tupac, una cantidad que él se paga a sí mismo, como ejecutor del legado del artista. Según Sekywa Shakur y la Fundación del de Death Row Records, una cantidad desmesurada con respecto a lo que le correspondería justamente.