¿Te quedaste sin plan hoy? ¡Es hora de volver a ver «House Party»!

En su cada vez menos corta historia, el hip hop ha pasado por un montón de etapas. Y lo curioso es que justo antes de que se desarrollase como una música triste, melancólica, agresiva y social estuvo en su punto más festivo. Los tempos más acelerados, las ropas con colores chillones, los peinados excesivos y la diversión eran la definición del rap a finales de los ochenta y comienzos de los noventa. Y uno de los mayores ejemplos de todo eso es la película «House Party».

Dirigida por el cómico Reginald Hudlin en 1990, la película narraba como dos chicos quieren hacer la mayor fiesta posible en casa de uno de ellos y de ese modo convertirse en los más populares del instituto. La cuestión es que una pelea en clase le complicará todo más de lo que se esperaban.

Una historia sencilla y que sin embargo funcionó por el carisma de sus protagonistas, el humor blanco que desprendía, la honestidad de su propuesta y por estrenarse justo en el momento adecuado.

Y es que los protagonistas de «House Party» (saga que llegó a tener cuatro partes) son el legendario grupo de rap soft «Kid N’ Play», de muchísimo éxito a finales de los ochenta y comienzos de los noventa.

Sus letras festivas y positivas, sus bailes y sus vestimentas los convirtieron en el producto perfecto para ser la cara visible de una serie de películas tan sencillas como sinceras. Y la prueba es cuánto y como conectaron la gente… no solo en Estados Unidos sino en casi todo el mundo.

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En realidad, el largometraje es una especie de versión de «¡Jo, qué noche!» (Martin Scorsese, 1985) con chicos sanos, rap y peinados exagerados. La oscuridad se cambia por el color y el humor se blanquea con criterio y nos encontramos ante otro de los éxitos del ecléctico Hudlin.

Para aderezar aun más la propuesta teníamos en pantalla a un jovencísimo Martin Lawrence y a un siempre efectivo John Whiterspoon (si conoces su tipo de humor, entre caras exageradas y muecas) que acompañan al dúo de raperos en esta aventura. El cócktel perfecto para 1990.

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En tiempo de reivindicaciones y exaltación de lo retro es raro que no se hable más de «House Party». El alcohol, los DJ’s, el rap, el baile y las chicas en una cinta con tan pocas pretensiones como casi definitoria de toda una época. Poco después el rap se convirtió en reflejo de lo que eran aquellas calles entre el crack y la delincuencia, pero esta cinta encapsula lo mejor del espíritu más positivo que también existió.

Las dos caras de una misma moneda.