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Opinión

¿Cuál es realmente el mejor álbum de todos los de JAY-Z?

Por JD Romero / 23/06/2020
¿Cuál es realmente el mejor álbum de todos los de JAY-Z?

La historia de JAY-Z (Brooklyn, 1969) responde tan bien y se ajusta tanto a la narrativa del self made man y el sueño americano que casi parece escrita por un novelista. Del tipo al que rechazaron las discográficas al que, tras ser aceptado, decirse irse sólo, ser su propio jefe y quedarse con los royalties al que es embajador de la ONU, tuvo su propia línea de puros Cohiba o fue dueño de los Nets. Casi nada.

Pero más allá de su habilidad para los negocios y para ser una personalidad relevante de máximo nivel, JAY-Z es un artista consumado y esa es la parte que más nos interesa.

Cuando hacemos un balance global de su carrera la mayoría de puristas dirán que ‘Reasonable Doubt’ (1996) es su mejor disco, y así es si atendemos a parámetros de rap clasico y puede que atemporal. Sin embargo, y tras una época más decidido a hacerse un nombre mundial en el mainstream, con ‘The Blueprint’ (2001) consiguió reinventarse, salvar el rap del dirty south y descubrirnos que su talento era tan puro como legítimo.

De ese disco le debemos mucho a Kanye West, que despegó entonces y aun sigue en la estratosfera.

Un poco de calle, otro poco de comercialidades

Tras otro tiempo más perdido entre discos menos relevantes y uno a dúo con R. Kelly (que en aquellos momentos era un icono tan grande que componía para Michael Jackson) decidió dar otro golpe en la mesa con ese disco en forma de falso retiro llamado ‘The Black Album’.

El álbum (editado en 2003), es un recorrido por lo más granado de la historia del rap (aunque en él echamos de menos a DJ Premier, por ejemplo) y el tiempo lo ha dejado como otra obra maestra. Carter funciona cuando hace música para siempre, y deja de importarnos cuando se preocupa de la moda del momento.

Tras más trabajos eficientes pero rutinarios, nos sorprendió con ‘Kingdom Come’ pero sobre todo con ‘The Blueprint 3’. De nuevo un disco equilibrado pero sobresaliente con esa mezcla entre rap conectado con la calle, sonidos más limpios, colaboraciones R&B, invitados pop y un poco de mainstream, que se trata de vender discos.

Algunos de sus álbumes tienen el equilibrio musical perfecto

‘Watch The Throne’ (2011) junto a un ya más que reconocido Kanye West fue un trabajo decente pero desilusionante en cuanto a nuestras espectatívas, Magna Carta… Holy Grail lo superaba con creces y no fue hasta 4:44 cuando vimos de nuevo al Carter que nos gusta. Un álbum clásico para ser de 2017, de corte soul, lineal y poco sorprendente pero serio, maduro y que mejora como el vino.

Cada LP de Jay-Z nos cuenta una historia más allá de sus letras. El artista neoyorkino es tan influenciable por los mercados como apasionado y genial cuando se olvida de la mercadotecnia y se centra en la música.

Y de ese modo se ha construido una longeva, irregular pero meritoria carrera con más números uno (en USA) que Elvis Presley y mejor imagen que la mayoría de ex presidentes del país.