Ha terminado «jeen-yuhs» y esta es nuestra opinión de la serie documental

Cuando se anunció que Netflix había adquirido «jeen-yuhs», los fans de Kanye West no podían estar más felices. No solo por tratarse de un documental sobre uno de los productores más interesantes de la historia del rap y un diseñador (y empresario) notable, sino por los detalles al respecto.

Las imágenes que veríamos en la serie documental habían estado grabándose durante dos décadas. Es decir: desde que Kanye empezó a destacar produciendo a artistas locales, luego a artistas nacionales y más tarde yendo a Nueva York y fichando por Roc-A-Fella, que en aquel momento era una de las discográficas más relevantes del rap mundial.

Pues bien, han terminado las tres partes de la serie documental y podemos sacar muchas conclusiones, y la mayoría positivas. «jeen-yuhs: a Kanye Trilogy» es un viaje vital, emocional y profesional absolutamente bien documentado sobre un artista de inmenso talento, algunas veces inestable pero siempre interesante.

A través de los ojos de los directores de la completa pieza audiovisual, logramos lo más difícil y a la vez importante: entender la mente de ese tipo llamado Kanye, la manera en la que crea, su tremendo narcisismo, su talento natural para diferentes disciplinas, su relación con su madre o con la fama.

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Además, en la tercera parte tenemos un añadido muy importante: las reflexiones de los directores sobre la locura que significa ser uno de los artistas más conocidos del mundo. De este modo, vemos cómo West los llama o deja de llamarlos durante años, como  completa metáfora de lo que significa ir montado en esa montaña rusa llamada fama mundial de primer nivel.

Es destacable también cómo podemos disfrutar de esas horas de imágenes inéditas, personales e íntimas. Especialmente cuando se trata de un artista seguido y perseguido por los medios las 24 horas del día y los 365 días del año.

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De ese modo, termina «jeen-yuhs»: a Kanye Trilogy» y nos deja un regusto agridulce. No porque la serie documental no sea excelente, que lo es, sino porque nos hubiera gustado que fuese un poco más extensa, como lo fue «The Last Dance», de otro de los grandes iconos culturales de nuestro tiempo.

Puedes amar u odiar a Ye, su personalidad, su ego o su música, pero hay una cosa clara: el documental de Netflix dirigido por Coodie Simmons y Chike Ozah es tan multidimensional como magnífico.