¿Merecerá la pena lo nuevo de Kanye West?
Hace unos días nos enterábamos de que Kanye West estaba trabajando en un nuevo álbum de la manera menos previsible posible.
El director Arthur Jafa (responsable de magníficos documentales «Dreams Are Colder than Death» y el brevísimo pero interesante «Love is the Message, the Message is Death») desvelaba en una conversación con Michele Lamy en Instagram live que estaba trabajando en el vídeo del primer single del próximo disco de West.
Lo llamativo del anuncio (que prácticamente se le escapó a Jafa) fue que el álbum podría salir dentro de muy poco tiempo, lo cual parece corresponder a ese tiempo productivo en el que parecer estar inmerso West. El álbum se llamará «God’s Country», lo cual puede indicarnos que sigue en su línea pseudoreligiosa, aunque esto sólo son elucubraciones.
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Pero con West ha pasado lo que ocurre con otros artistas con los que comparte momento de la carrera. Su matrimonio con la mujer más famosa del mundo, su época (que parece haber pasado) en la que encadenaba una polémica con otra y la desaparición (con las muertes de Michael Jackson, David Bowie y Whitney Houston) de la gran estrella del pop han puesto a West en el foco, quizás en exceso como celebrity.
Un foco que ha desdibujado su talento, aunque esto es relativo. Parece claro (aunque esto, como casi todo en la vida es subjetivo) que Kanye West tuvo un bajón de calidad de sus discos tras «My Beautiful Dark Twisted Fantasty» (2010) que curiosamente es el culmen de su carrera.
Tras ese disco, el de la ciudad del viento se alejó de los samples de soul, los bombos y las cajas y se acercó mucho más a los sonidos que estaban llevando a cabo los artistas más jovenes: casi completa ausencia de muestras de terceros, sintetizadores y sonidos más digitales, cosa que incluía las percusiones elegidas.
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¿Qué podemos esperar del nuevo disco de Kanye West?
Ya van muchos -demasiados- discos decepcionantes para los que vimos en West un tipo que prácticamente salvó el rap de primeros del 2.000 de una época tenebrosa entre sonidos Dirty South y club y devolvió al hip hop a lo mejor del sampleado.
De ese modo, con cada proyecto suyo mantenemos la esperanza de que vuelva a sus mejores tiempos mientras sabemos que probablemente no vaya a ser así. De esperanza vive el hombre, o eso se suele decir.
Pero quizás hay un clavo al que agarrarse. En marzo de este mismo año, salía a la luz una foto de Kanye West junto a algunos miembros de Griselda (esos de Buffalo que casi se han propuesto salvar el mejor rap) y al legendario Havoc de Mobb Deep. Casi nada.
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La imagen de los de Griselda junto al de Chicago (sumado a Havoc, que ya había trabajado junto a West programando sus percusiones) nos da ese halo de esperanza para volver a tener al mejor productor y rapero.
Y es que estos tipos no parecen ser de los que suavizan y actualizan su sonido para conectar con oídos que buscan una mayor accesibilidad e infantilización.
Este pequeño gran detalle y el conocimiento que -suponemos que- tiene West de que sus últimos trabajos (y los encargos de producciones de terceros) han tenido un impacto mucho menor en el público pueden ser el revulsivo que le haga volver a sus raíces. No en vano no se trata de volver atrás como una manera de rendirse, sino como un modo de dar lo mejor de sí con una música atemporal y de inmensa calidad.
Ahora sólo falta que Ye piense lo mismo.
Si te apasiona el extraño mundo de West, vas a disfrutar de este artículo.