“What’s Happenin’”: cuando Method Man y Busta Rhymes la liaron a lo grande

La del 2004 era una época extraña para el rap. Por un lado, el freestyle e incluso el underground eran muy valorados, pero por otro el sonido club también lo era. Y no solo las músicas más enfocadas a sonar en clubes, sino también aquellas muy accesibles, no en vano -y desde finales de los noventa- el hip hop ya era un fenómeno global, consumido por personas de todas las razas, nacionalidades y religiones.

Eso hizo que mucha gente perdiera el rumbo, o más bien que no supieran como ubicarse para seguir vendiendo de acorde a las exigencias de las discográficas e intentar mantener el respeto en las calles. No en vano, estábamos en un punto (con el estreno de «8 Millas» un par de años antes) en el que el rap era la música más vendida del mundo.

De ese modo, Method Man se puso en manos se Puff Daddy (del que dijo «Es un tipo que sabe cómo vender discos») y creó un álbum a veces brillante y a veces decepcionante llamado ‘Tical 0: The Prequel’. De nuevo aludiendo a su primer álbum y a aquella obra magna llamada ‘Tical’.

En el álbum había canciones fáciles, otras más underground y varios hits innegables, aunque no dejaba de ser una amalgama poco cohesionada. Prueba de la época tan cambiante en la que estaba el rap en aquel momento y que dejó a tantos rappers de renombre sin saber muy bien qué camino coger.

Pero a pesar de ellos, el LP nos dio una de las mejores canciones de toda la carrera de Method Man, lo cual no es decir poco. Hablamos de “What’s Happenin’” junto a nada más y nada menos que Busta Rhymes.

La canción fue el primer single de aquel álbum y era -es- tan potente que aún retumban en nuestras cabezas aquellas rimas y aquel beat.

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Producida por DJ Scratchator, el tema tiene un tempo rápido y es una especie de maravilloso escaparate para las habilidades de Meth y de Rhymes. En un momento histórico en el que la gente se tiraba al charco de la comercialidad (el propio álbum del que proviene tiene momentos así), “What’s Happenin’” nos demostraba como en el rap el menos es más: grandes beats y grandes rimas. Y ya está.

Para rematar la faena y cerrar el círculo, el clip (con Method Man, Busta Rhymes y Spliff Starr de Flipmode Squad) era justo lo que necesitábamos. Estético, callejero, sucio y dirigido con un pulso brillante, sirvió como vehículo perfecto y coherente para una canción que lo tenía todo y ha aguantado el paso del tiempo absolutamente bien.

Aunque el álbum estaba lejos de ser perfecto, lo cierto es que ver hoy el clip de la canción nos produce cierta nostalgia. Un tiempo en el que el rap puro y duro (y repletísimo de talento) podía colarse en las listas Billboard y ser reproducido en los canales musicales de televisión.

Unos tiempos que acabarán volviendo con el eterno bucle de la nostalgia… o no.