¿Por qué es injusto llamar a Michael Jackson “El rey del pop”?
Cuando un artista llega a unos niveles de fama mundiales, o más bien cuando la sociedad -y los medios- entiende que se trata de un ser humano que quedará para los anales de la historia, se tiende a poner un apodo distintivo. De ese modo tenemos a «El rey del rock» para Elvis, «El padrino del soul» para James Brown y «El rey del pop» para Michael Jackson. Si nos ponemos puristas, todos los apodos son reduccionistas y poco acertados.
¿Por qué no es justo llamar a Jackson «El rey del pop»?
En el caso de Jackson, porque raramente hizo pop puro y duro, incluso aunque el pop sea una serie de sonidos maleables según las tendencias y las directrices de la radio, la televisión e internet. No en vano, podemos decir que Jackson se pasó toda su infancia y hasta la adultez haciendo soul y funk.
E incluso que ‘Off the Wall’ (ya de 1979) y con Jackson como joven adulto está considerado uno de los mejores discos de la historia del soul, así es para artistas de la talla de Beyoncé o Diddy, para los que es su álbum favorito.
Pero incluso en ‘Thriller’ (el disco más vendido de la historia) encontramos algo de pop —como en la canción que da nombre al LP— pero mucho de soul, funk e incluso de rock en la fantástica ‘Beat it’, que incluía aquel legendario sólo de guitarra de recientemente fallecido Eddie Van Halen.
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Sí que podemos decir que ‘Bad’ es lo más cercano al pop que Jackson editó en su vida, aunque de nuevo tiene influencias gigantescas del rock (en ‘Dirty Diana), del soul y el góspel (‘Man in the Mirror’) y de toda la amalgama de géneros de los que bebe el artista, que iba desde James Brown pasando por Tchaikovsky, The Bee Gees o Sam Cooke.
No es que ‘Bad’ sea un disco de pop puro, es que Jackson redifinió el pop que vendría después con sus tics, a su vez adoptados de los grandes nombres de la música negra. Porque no olvidemos que la escuela del pequeño de los Jackson Five fue Motown, y eso quedaría imbuido en su inconsciente para siempre, por muy ecléctico que pudiera llegar a ser.
De hecho, ‘Dangerous’ (1991) bebe del mejor funk de los setenta con la excusa de la moda del New Jack Swing. Y de camino nos regala pasajes de canción ligera, soul, gospel, rock, rap, música clásica y todos los botones y efectos de las cajas de ritmos de la época. Si James Brown hubiera tenido la edad de Jackson a comienzos de los noventa, hubiera firmado ‘Dangerous’ perfectamente.
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‘HIStory’ no es excesivamente diferente a ‘Dangerous’ en lo musical, quizás porque solo se llevan cuatro años de diferencia. De nuevo mucha música negra actual (rap) mezclada con la producción sobrecargada de Jimmy Jam y Terry Lewis y prácticamente todos los géneros habidos y por haber.
Y para muestra un botón: sólo en la canción que da nombre al álbum encontramos parte de rap, soul, funk, canción ligera, New Jack Swing y al final hay góspel. Por si fuese poco, ‘HIStory’ es más político, directo y concienciado que el resto de álbumes del de Gary.
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El último disco en vida del artista (‘Invincible’) es de nuevo el ejemplo perfecto de que decir que Jackson hace pop es casi un insulto a su carrera y a lo completo que era como artista. El L.P. que Michael Jackson sacó a la venta en 2001 es Rythm n’ Blues industrial que cruza caminos con prácticamente todos los géneros comerciales existentes.
Un disco maravilloso y a menudo infravalorado en el que destacamos ‘Unbreakable’ (con Notorious BIG) o la absolutamente maravillosa ‘Speechless’.
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Por todas esas y más cuestiones, es injusto llamar a Michael Jackson «el rey del pop». Por mucho que sea un título fácil para intentar hacer justicia a -probablemente- el mejor artista musical de la historia, si nos acercamos mínimamente a todos los caminos sonoros que recorrió nos damos cuenta de que era más, mucho más que eso.