«Mo» (Netflix): sobrevivir en Houston a ritmo de rap clásico

El catálogo de Netflix es tan inmenso que a veces nos cuesta encontrar justo las cosas que nos gustan. Pero solo hay que indagar un poco y descubrir que se siguen estrenando joyitas, aunque tengan un tono accesible y humorístico.

Es el caso de «Mo» , recién presentada en la plataforma y un magnífico placer culpable. La serie cuenta la historia de un hijo de inmigrantes que intenta sobrevivir en Houston, a pesar de no tener papeles. Cuando es despedido de su trabajo en una tienda de móviles por no tener la nacionalidad, Mo deberá buscarse la vida.

Y es ahí donde empieza la chispa de la serie: Yeezys, bolsos Chanel y cinturones Gucci de imitación, trapicheos, relaciones de pareja, el choque cultural (incluso con su propia familia, especialmente religiosa), tiroteos y el mejor rap de Houston en una serie tan fresca, dinámica y divertida como llena de mensajes.

Porque bajo un prisma sencillo e hilarante, se nos tratan un buen montón de dramas que no son un chiste: la integración, el dinero, la sanidad privada, la violencia, el hip hop, la identidad y el capitalismo, entre muchas otras cosas. Cada capítulo dura 30 minutos que se pasan volando, y es que, a pesar del ritmo y el tono usado, hay suficiente espacio para el poso y la reflexión.

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Gran parte de la magia reside en Mo Amer , el cómico de origen palestino en el que se basa (o mejor dicho, se inspira) levemente la historia de la serie. Un producto audiovisual que muestra además la globalización total del rap, y es que su protagonista (cuya cultura original dista bastante de la afroamericana) no puede vivir sin el sonido y la estética hip hop, algo indisociable de su persona.

Es por ello que si buscas una serie que se disfraza de ligera, que es urbana, actual, endiabladamente entretenida y que encima se permite tocar temas reales y preocupaciones con respeto, «Mo» es quizás lo que estabas buscando. Además, no te costará empatizar con su magnífico protagonista y los secundarios.

Sobrevivir en Houston nunca fue tan divertido, tampoco tan complicado. ¿A qué estás esperando?