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Opinión

¿Será posible que vuelva algún día la moda de los grupos de R&B?

Por JD Romero / 27/06/2020
¿Será posible que vuelva algún día la moda de los grupos de R&B?

Aunque hoy vamos a reivindicar la figura de los grupos de R&B de los años noventa , lo cierto es que ese «formato» se generó principalmente en los sesenta, se afianzó en los setenta (con la Motown) y se convirtió en un fenómeno mundial en los noventa.

Todo tiene un inicio (y parece que un final) y al R&B le costó casi tres décadas convertirse en algo a escala global, aunque artistas como Marvin Gaye, Diana Ross, Stevie Wonder o los Jackson Five sí tuvieron calado bastante antes.

Podemos decir que los grupos de R&B funcionaron con un éxito tremendo en los años noventa por tres cuestiones: la primera, por utilizar lo mejor del soul y del funk en cuanto a registros vocales, la segunda, por utilizar la estética hip-hop que tan estaba de moda en todo el mundo, y la tercera, por incluir a miembros con diferentes características con los que el público diferenciado podía identificarse.

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Tanto fue así que todo el que oía rap en aquella década también consumía música R&B, pero había fans del segundo género que ni siquiera escuchaban hip-hop. Fuesen grupos formados por hombres, mujeres o mixtos, había una especie de asociación-disociación entre el R&B y el rap en el que unos colaboraban con otros y en algunos momentos casi se perdía la línea entre una cosa y la otra, caso de The Fugees, aunque hay muchísimos más ejemplos.

En Vogue, 112, Boyz II Men, Dru Hill, Blackstreet, TLC, Tony! Tony! Toné!, K Ci & Jojo, Xscape o SWV son solo algunos de los ejemplos de los maravillosos grupos que poblaban las listas de ventas en aquella década. Voces geniales que se compenetraban maravillosamente, percusiones de rap, samples setenteros y lo mejor de los dos mundos en una época musical objetivamente sobresaliente.

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¿Pasó el momento de los grupos de R&B?

Pero se suele decir aquello de «lo bueno si es breve, dos veces bueno», aunque no estoy seguro de que eso fuese real con el apogeo y la posterior desaparición del R&B -o de los grupos de R&B, al menos-.

Con el auge del trap (aunque en realidad fue antes) que incluye ciertos sentimientos de tristeza y melancolía en su contenido y modo de expresar, los grupos de este género empezaron a desaparecer, hasta el punto que tenemos a pocos cantantes que lo mantienen de algún modo (caso de Bruno Mars, Beyoncé, Chris Brown o Alicia Keys) y la casi inexistencia del grupo como tal.

Y tampoco sabemos dilucidar exactamente por qué. Probablemente el apogeo del individualismo en el capitalismo de los últimos años hace que el público valore mucho más a la estrella solitaria y unipersonal, esa que nos recuerda más a Michael Jackson y su fortaleza que a The Supremes o The Delfonics.

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Pero todo vuelve y todo llega, más aún en un mundo que necesita la reinvención y el reciclaje para seguir moviendo la rueda del dinero. Tal como hemos visto, una reivindicación constante de los noventa en los últimos diez años (no en vano fuero una gran época para la música negra, al igual que los setenta), acabaremos viendo la vuelta del grupo de R&B.

Y en ese momento quizás veamos de vuelta la música negra en todo su apogeo. Con su fuerza, su sentimiento, su eclecticismo, su tristeza que conecta casi con la época de la esclavitud y, en definitiva, la magia de la música más rica y potente del mundo. Quizás entonces veamos menos tattoos y pelos de colores y más pelos de punta al reproducir canciones.