Trippie Redd desvela cómo unos hackers lo extorsionaron por un millón

Tener la vida más que asegurada económicamente es una ventaja que no vamos a negar; poder comprar casas, coches, barcos y joyas inaccesibles para la mayoría, también. Sin embargo, ponerse en el foco de los delincuentes más peligrosos y con menos valores es un añadido que, por desgracia, va de la mano del éxito económico.

Y si no que se lo digan a Trippie Redd, que acaba de desvelar que unos hackers los intentaron extorsionar pidiéndole nada más y nada menos que un millón de dólares en una acción relacionada con ‘Mansion Musik’, su último álbum.

El artista lo narró en una entrevista con Zane Lowe para Apple Music . Allí explicó como unos delincuentes informáticos le pidieron esa inmensa cantidad de dinero si no quería que lanzaran el disco entero gratis en internet. Así lo ha explicado el de Ohio:

Ellos querían que yo les pagara un millón de dólares, porque tenían todas las canciones. Cada single, todas las colaboraciones, todo. Ellos tenían todos los temas, así que tuve que acelerar el lanzamiento del disco. Encima, no tenía la sesión con Travis Scott, así que solo tenía lo que él me envió. De ese modo, no lo mezclé, mi ingeniero tampoco lo mezcló. Tuve que correr con todo porque, si no lo hacía, todo el proyecto iba a estar disponible y hubiera sido un gran problema.

¡Suscríbete a The Medizine TV!

Eso explica las quejas con respecto a la mezcla y la masterización de ‘Mansión Musik’, una cuestión que el propio Redd quiere arreglar ahora que se adelantó a los hackers. Lo explicó con las siguientes palabras:

Voy a arreglar la mezcla, a resubirlo y todo estará arreglado. Supero todas las cosas porque Dios es el que ríe el último, ¿me entiendes? Por mucho que el diablo te lance cosas, no puedes dejar que te afecte.

No cabe ninguna duda de que Redd ha debido pasarlo bastante mal, primero sabiendo que había hackers que tenían acceso a todo su trabajo (y muy probablemente a su vida personal) y, por otro lado, con la amenaza de soltar su música gratis a menos que pagase nada más y nada menos que un millón.

Una situación injusta a la que supo sobreponerse, aunque el disco haya tenido que ver la luz sin la calidad que le gustaría.