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Opinión

‘Triumph’, Wu-Tang Clan y cómo dar con el puño sobre la mesa

Por JD Romero / 19/08/2020
‘Triumph’, Wu-Tang Clan y cómo dar con el puño sobre la mesa

En 1997, Wu-Tang Clan era un grupo con infinidad de miembros, tremendamente conocido por los fans del género en Estados Unidos, pero no tanto fuera del país.

Los beats tan inaccesibles con deconstrucciones de samples de soul, las muestras de películas de Kung-Fu y el alejamiento consciente de RZA de un sonido preciosista (incluso en los discos en solitario de los miembros) hacían del clan un grupo con tanta proyección como complicado de vender a grandes públicos.

Por regla general, cuando se trata de afianzar a un grupo tan talentoso como el clan en el mercado (y aquel era el momento de hacerlo) se hace la técnica que usaba Puff Daddy con los LP’s d Bad Boy Records: promocionar el álbum con un single comercial para luego ir lanzando los temas más callejeros.

De este modo se lograba el compendio perfecto: podías vender a los blancos, europeos y japoneses y a la vez no perder esa tan necesaria (conexión) musical y emocional con las calles.

‘Triumph’ de Wu-Tang: oscuro y sin estribillo adelanto del disco

Pero Steve Rifkind (fundador de Loud Records y con lo de dirigir negocios musicales en la sangre) decidió hacer una apuesta que acabaría haciendo historia en la música.

Mientras todos elegían una presentación fácil, accesible y poco sincera para lanzar un LP, él tomó la decisión de hacer justo lo contrario: mostrar al mundo lo que era Wu-Tang Clan y hacerlo con un track donde aparecen todos sus miembros, unos tras uno (en realidad Ol’ Dirty Bastard habla en el tema, no rapea, pero tampoco vamos a ponernos a mirar detalles) y enseñar todas sus cartas.

De ese modo, y con la valentía por bandera, se eligió ‘Triumph’ como single inicial… y el resto es historia. Con un sample del ‘Just Found Me’ de The Rance Allen Group y sin estribillo (había que tener cojones), los MCs se deslizaban con sus distintos estilos y características, comenzando con aquel mítico «I Bomb Atomically» de Inspectah Deck y siguiendo por el resto.

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El encargado de dirigir el clip sería Bret Rattner, que venía de encargarse de «El dinero es lo primero» y «Hora punta» (ambas con Chris Tucker) y que amaba el rap a pesar de ser blanco, justo como Rifkind. La espectacularidad del vídeo musical compensaba un tema oscuro y tan auténtico como el rap en mayúsculas que representaba.

¿El resultado de tan arriesgada jugada? Número uno en Estados Unidos y más de 600.000 copias de un doble CD vendidas en la primera semana. El disco acabó vendiendo más de 4 millones de álbumes con un single de más de seis minutos sin estribillo, y las televisiones poniendo el clip y las radios pinchando el single. Espectacular, histórico y revolucionario es decir poco.

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En una época en que la gente empezaba a hastiarse de un hip hop que ponía gran parte de su empeño en convencer a jóvenes blancas como parte de una moda, Wu-Tang hizo historia dando un puñetazo en la mesa y enseñando el género tal y como era, sin maquillajes.

Millones de personas de todo el mundo conectaron con esa autenticidad y no solo compraron el disco, sino que convirtieron al clan en parte de sus vidas y en lo que son justo ahora: historia viva de la música.