Cinco discos de rap imprescindibles de los 90s (2a parte)
Y lo prometido es deuda. Realizar un artículo sobre los mejores discos de rap de la década de los noventa resultaba tan complicado -primero por la cantidad de discos del género que de editaron y segundo por la calidad de los mismo-) que estaba claro que habría que realizarlo en tres secuencias, si no más. De ese modo, aquí estamos de vuelta con la segunda parte del mismo, aunque igual de jugosa e interesante que la primera.
En los años noventa el rap alcanzó su clímax de tal modo que hablar sobre sus discos más destacados puedes resultar de alguna manera reiterativo. Los artistas que mencionaremos han tenido una carrera tan larga -en la mayoría de ocasiones- que hablar de ellos puede resultar obvio, pero al César lo que es del César. Y para muestra un botón.
De los beats legendarios del rap de la costa oeste con influencias del funk de los setenta a los loops más oscuros de la costa este, a los toques jazz o el eclecticismo del ‘Reasonable Doubt’. Darse una vuelta por estos discos es descubrir la época dorada del rap, y no podemos decir que «volvemos a ellos», porque nunca hemos dejado de oírlos. Dicho eso y sin más dilación os dejamos con la segunda parte de los mejores discos de rap de los años noventa:
Mobb Deep – ‘The Infamous’ (1995)
Si pudieramos guardar el sonido de las calles de Nueva York a mediados de los noventa y enfrascarlo en un disco, ese álbum podría ser perfectamente ‘The Infamous’ de Mobb Deep. Havoc y Prodigy (fallecido por desgracia hace poco tiempo) supieron trasladar sus vivencias en el ghetto de Queens de tal modo que casi se convirtieron en la banda sonora de los proyectos -viviendas de protección oficial- de la ciudad que nunca duerme.
Y sí, en aquella época Nueva York era un hervidero de artistas de hip hop con inmenso talento, pero pocos fueron capaces de transmitir el contexto con el talento, la naturalidad y la oscuridad de este dúo.
Dr. Dre – ‘The Chronic’ (1992)
Probablemente el mejor disco de la historia del rap de la costa oeste, lo cual ya es mucho decir. Dr. Dre producía y rapeaba en un álbum cuya sola portada es un completo símbolo de lo mejor del género. Influencias de artistas como Curtis Mayfield o Funkadelik (sí, a pesar de sus diferencias) en un álbum en el que se mezcla el gangsta rap con lo samples de funk de los setenta y los sintetizadores. Dr. Dre acabó haciendo historia en la música y en los negocios y desde luego que podíamos hacernos una idea viendo la magnitud de su debut.
Raekwon – ‘Only Built 4 Cuban Linx’ (1995)
Si Wu-Tang Clan habían revolucionado el rap con su debut como grupo (‘Enter the Wu-tang 36 chambers’) con su mezcla de bombos y cajas agresivas con sampleos de soul agridulce, sonidos spectrum y películas clásicas de Kung-fu, podemos decir que se perfeccionó al máximo en el primer álbum de Raekwon. Uno de los miembros líricamente más destacados del clan se estrenaba en solitario -aunque en realidad su inseparable Ghostface Killah aka Tony Starks aparece en casi todos los temas- con uno de los mejores discos de la historia del género.
La vida en las calles, los trapicheos y la infancia en el ghetto en un álbum con las mejores características del clan pero con una vuelta de tuerca más. A día de hoy el álbum sigue sonando con fortaleza: oscuro, agrio y callejero como el primer día.
A Tribe Called Quest – ‘Midnight Marauders’ (1993)
No cabe ninguna duda de que A Tribe Called Quest son uno de los mejores grupos de la historia del rap. Su bases melódicas y pegadizas, sus ritmos potentes pero relativamente accesibles y su mensaje positivo lo han convertido en todo un referente histórico. A pesar de la reciente muerte de Phife, la banda sigue en activo y su último álbum fue más que notable.
Pero es en ‘Midnight Marauders’, en la primera mitad de los noventa, cuando sacaron a la venta el que para muchos es su mejor LP. Influencias jazz y soul, bombos y cajas marcadas y unos rapeos clásicos que encajaban a la perfección lo convirtieron en uno de los mejores discos de la historia del rap.
Jay-Z – ‘Reasonable Doubt’ (1996)
El debut del posteriormente archiconocido Jay-Z es, además de uno de los mejores discos de su carrera, toda una declaración de intenciones. Bases absolutamente eclécticas de lo más granado de los productores de Nueva York, influencias soul y colaboraciones de lujo (Notorious BIG, DJ Premier o Foxy Brown se asomaban por el disco) para un LP completo, reivindicativo, ambicioso y que sigue sonando cool.
El bueno de Shawn Carter siguió sacando buenos discos (y otros no tanto) pero quizás ninguno tan completo como ‘Reasonable Doubt’ (con permiso de ‘The Blueprint’ y ‘The Black Album’). La carrera del de Marcy Projects (Brooklyn) fue tan meteórica que el propio artista no pudo permitirse editar otro álbum con sonido tan callejero en toda su vida… Hasta el momento.
¡Eh! Si te perdiste la primera parte de este artículo, puedes leerla aquí. ¡No olvides dejarnos tu opinión en los comentarios!