Oscars 2018: lucha por la igualdad de sexo y raza y buenas películas
La entrega de los Oscars suele estar protagonizada por tres grandes cuestiones: el cine, los modelitos de las estrellas que van a desfilar por la alfombra roja y el encargado de echarse a la espalda la titánica tarea de presentar la gala.
Frivolidades aparte, lo único realmente relevante -obviamente- son las películas ganadoras de las principales categorías y sus protagonistas. Reacciones emotivas, largos agradecimientos (recuerden a Pablo Almodóvar), caídas y errores (como el del año pasado de Warren Beatty) suelen ser los titulares de un show donde todo está tan medido y estudiado que es extraño ver galas como la de este año, aunque la situación lo requería desde hace mucho tiempo atrás.
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Como saben, el escándalo desatado por las decenas de denuncias de acoso sexual vertidas sobre Harvey Weinstein (uno de los productores más poderosos en el Hollywood de las últimas décadas) han dado lugar al reconocimiento por parte de la industria de que la maquinaria de creación de películas estadounidense era de todo menos sana y limpia. Carreras destrozadas si no te acostabas con el productor de turno y situaciones igualmente lamentables día si y día también, un ambiente que podíamos intuir pero que ha sido mucho más grande al explotar y ver las declaraciones de las que lo han sufrido. Y también en el ámbito masculino, el hasta ahora intocable Kevin Spacey fue despedido de todos sus proyectos –incluida la serie ‘House of cards’– por haber sido señalado como acosador sexual por varios actores.
De ese modo, y aunque al contrario que en los Globos de Oro, no había una estética específica para reivindicar el acoso sin duda alguna ha sido uno de los grandes protagonistas, esperemos que sirva para acabar con esta lacra que se da desde la parte más alta a la más baja de la sociedad. Un año de buen cine -aunque ni de lejos el mejor año- y reivindicaciones sobre acoso, cuestiones raciales y de inmigración, temas muy necesarios que no siempre se han atrevido a tratar en uno de los shows más vistos y relevantes del año en el mundo.
La 90a edición de los Oscars venía presentada por el popular Jimmy Kimmel, gala en la que destacamos el merecidísimo premio a Sam Rockwell por ‘Tres anuncios en las afueras’ como mejor actor de reparto masculino y a Allison Janey por ‘Yo, Tonya’ como mejor actriz de reparto. Una de las sorpresas de la noche fue el premio a Kobe Bryant (y a Glen Keane) por el cortometraje ‘Dear basketball’.
Otro de los ganadores más inesperados fue Jordan Peele como mejor guionista por la brillante ‘Déjame salir’, Guillermo del Toro fue premiado como mejor director (con un emotivo discurso sobre las oportunidades a inmigrantes), Gary Oldman como mejor actor y Frances McDormand como mejor actriz, encumbrada por un emotivo discurso reivindicativo sobre la mujer que hizo levantarse al Dolby Theatre de Los Angeles.
Una gala bonita, con momentos pomposos y otros que ya era hora que atesoraran debido su peso y su influencia en todo el globo. Buenas películas, una quiniela relativamente justa (Denzel Washington se merecía otra estatuílla este año pero tenía como oponente a Gardy Oldman) y momentos reivindicativos. ¿La gran perdedora? Quizás ‘Dunkerque’ y Christopher Nolan, que se van a casa sólo con premios técnicos.
Time’s up.
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