¿Por qué es sumamente importante el próximo álbum de C. Tangana?

“La Ilíada” y “La Odisea” dieron el pistoletazo de salida a lo que hoy conocemos como literatura occidental. Sin embargo, el origen de estas obras hoy es más incierto que nunca. Sí, la mano detrás de sus páginas es la de Homero. O al menos teóricamente, ya que cada vez cobra más cuerpo la teoría que aboga porque Homero no era un individuo sino la suma de muchos, y que el corpus de su obra es fruto de la tradición oral, generación tras generación. Si esa perspectiva es cierta, entonces podemos decir que “La Ilíada” y “La Odisea” son, por así decir, la encarnación literaria del espíritu de su época, construida en base a decenas o cientos de voces anónimas.

Algo parecido sucede con una gran mayoría de las canciones populares que entroncan con alguna tradición folklórica. Estas canciones se han trasmitido a lo largo de los siglos de padre a hijo, de hogar en hogar, sin conocer la procedencia de su letra o de su melodía. Pero, al fin y al cabo, ¿qué importancia tiene? Las canciones populares son los espíritus de un pueblo, sus fantasmas susurrantes.

Por eso mismo es imposible separar la música tradicional de su marcado carácter étnico. Así, el imaginario del flamenco está íntimamente ligado a Andalucía, como el del tango al Río de la Plata o la samba a Brasil. No obstante, estos imaginario se renuevan, y en los tiempos que vivimos lo hacen a una velocidad de vértigo. Los símbolos y los códigos se actualizan, y las fronteras de la música folklórica se diluyen abrazando nuevos sonidos.

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Esto es algo que C. Tangana -o deberíamos decir El Madrileño– ha sabido entender a la perfección. Quizás el ejemplo más paradigmático dentro de su repertorio sea ‘Un Veneno’, pero también encontramos destellos en otras canciones como ‘Para Repatir’ o ‘Viene y Va’. Y todo apunta, tal y como dijo en su reciente entrevista para la revista Forbes , que su próximo álbum va a ser una inmersión completa en la música tradicional (aunque, por supuesto, con un aire de contemporaneidad).

El hip hop vive, actualmente, su momento de mayor visibilidad en su ya no tan reciente historia. Y a pesar de que el rap es un género rabiosamente contemporáneo, solo hace falta bucear en sus samples para darnos cuenta de que su conexión con la música tradicional es más que estrecha. Desde sus orígenes ha bebido sin parar del funk, del soul, del jazz o del góspel, géneros, todos ellos, imposibles de desligar de la música de raíz norteamericana.

La conclusión es que la música tradicional jamás ha dejado de estar presente y, es más, ha servido para dar forma a una cantidad ingente de nuevos géneros. Solo hace falta ver cómo el rock siempre ha mirado hacia el blues, o cómo la corriente andaluza del trap nacional se ha reflejado en el flamenco.

Pero aunque nunca hayan llegado a desaparecer, estas músicas populares están viviendo un renacimiento. De hecho, en estos tiempos de globalización que estamos viviendo, esta necesidad parece estar siendo más urgente que nunca. El discurso sobre la identidad cultural nunca ha sido tan actual como ahora, algo que inevitablemente se está viendo reflejado en la música.

No es casualidad entonces que C. Tangana, alguien que siempre ha sabido adelantarse a las corrientes, decida en este momento preciso atreverse a lanzar un álbum inspirado en la música de raíz. Pero esta decisión no surge de la nada. Como el mismo Pucho ha asegurado, este ha sido un proceso de años de investigación y asimilación de los géneros tradicionales de España y Latinoamérica.

Ahora centrémonos, entonces, en la cuestión principal: ¿por qué este futuro álbum está llamado a tener una especial relevancia dentro del panorama actual?

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Antes de nada: C. Tangana no ha inventado la pólvora. Hay decenas de artistas dentro de la escena hispanohablante fusionando la música tradicional. Solo en nuestro país ya podríamos decir varios ejemplos, como Dellafuente, Fuel Fandango, Rosalía, o a nivel histórico, Pata Negra, El Cigala o hasta el mismísimo Camarón.

La rara avis está, entonces, en la propia trayectoria de C. Tangana. Y es que no es usual que alguien que empezó con el más estricto boom bap para luego, varias metamorfosis después, convertirse en el abanderado del “nuevo pop” (tal y como se ha empeñado en pronunciar el propio Antón), tome ahora el rumbo de la fusión folklórica.

Es alguien que, a fin de cuentas, no viene de esas tradiciones, por lo que este nuevo triple salto mortal se realiza desde otro trampolín diferente al de otros artistas. Como dice en su entrevista con Forbes:

Lo que he hecho es coger toda la música tradicional que a mí me gusta e intentar cantarla yo. Y en el momento en el que intentaba cantarla veía que tenía que cambiar cosas.

O lo que es lo mismo: para que encajara en su paradigma, tenía que pensarla y cantarla desde otro lugar. Y es que si el punto de partida es diferente, el camino restante también lo será. Es por eso por lo que la visión de El Madrileño es, a este nivel, única.

A todo esto tenemos que sumarle el propio filtro de C. Tangana. Estamos hablando de un músico en continua huida hacia adelante, en perpetua transformación. Alguien con una mirada capaz de adelantarse al propio signo de su tiempo y que, con cada nuevo movimiento, levanta un debate, un nuevo posicionamiento. Y estamos seguros de que con este próximo disco también lo hará.

«Ahora, lo que me dice todo el mundo que lo escucha es que no parece una revisión, pese a que trabaje con una melodía típica de Cuba, una letra flamenca y un ritmo afroperuano», declara para Forbes. Este es uno de los factores clave que, a priori, podemos esperar: al no venir de esta tradición es imposible que haya una revisión, o al menos desde el lado más “purista”, sino, más bien, una actualización de dichos lenguajes musicales.

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Desde hace un tiempo es bastante común encontrarse con declaraciones sobre que el trap ha muerto. Por otro lado, en Estados Unidos parecen haber dado el carpetazo definitivo al término “música urbana”. Y es que estamos ante un cambio de paradigma dentro del mundo del hip hop.

Quizás este sea el papel del futuro trabajo de C. Tangana: señalar un nuevo camino, un nuevo rumbo, servir de reboot dentro de la escena actual, valiéndose del renacimiento de las músicas tradicionales en el propio contexto de la música urbana. Esto no quiere decir, por supuesto, que sea el único camino válido. El trap no ha muerto, y el rap de corte clásico está más vigente que nunca.

Aún así, C. Tangana ahora mismo parece aspirar a otra cosa. Podríamos decir que su objetivo es crear algo que trascienda, que permanezca en el tiempo y que se adhiera a nuestro propio ADN cultural. Si lo logrará solo lo podrán decidir el tiempo y, por supuesto, las buenas canciones.