Hablemos de Virgil Abloh: la conquista definitiva de las altas esferas de la moda
Si estás mínimamente puesto en moda, el nombre de Virgil Abloh te sonará y mucho.
El de Chicago (sí, eso también lo tiene en común con Kanye West ) de padres ghaneses se ha convertido en el último gran icono de la moda y el lujo mundial, aunque en realidad sin inventar nada nuevo, pero ofreciendo justo lo que la industria necesitaba: acercarla a la frescura, la espontaneidad y la autenticidad de las calles.
Y cuando digo sin inventar nada, aunque sabiendo leer lo que el negocio necesita, es porque hay que irse mucho más atrás para conocer quién fue pionera de mezclar las calles con la moda.
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Hablamos de Vivienne Westwood, la primera que aplicó retazos explícitos del punk y el rock a la alta costura. Y es que cuando creemos que algo es subversivo y revolucionario, quizás es simplemente una adaptación a nuestros tiempos de algo existente, aplicado y cuyo funcionamiento ha sido ya comprobado.
Abloh nació en Chicago en 1980 y fue creciendo como un chico normal, aunque bastante obsesionado con la música, la moda, el arte, las tendencias y las conexiones que se pueden establecer entre todas ellas. De algún modo, solo con esa frase podemos hacernos la fotografía mental total de lo que ha llevado a Abloh a lo más alto de la moda mundial.
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Los rumores nos dicen que el mismo día de su graduación en Ingeniería Civil, Abloh salió corriendo para su primera reunión con Kanye West, aunque, como toda una celebridad que ambos son ya, nunca sabremos cuánto hay de real o de ficción en la leyenda.
La cosa (y esto sí está comprobado) es que poco después empezó a colaborar de manera formal con West. Virgil Abloh continuó estudiando, y terminó en 2006 un máster sobre arquitectura en la Universidad de Illinois que le abrió la mente y las perspectivas, según él mismo declaraba años después.
Virgil Abloh: del ghetto a lo más alto de la moda mundial
Un poco después, y ya en 2009, West y Abloh se integraron en Fendi, dejando impresionados a los directivos de la legendaria firma.
Sus conocimientos sobre moda y su apego por lo que ocurre en las calles fue capaz de crear un nuevo mundo en una industria de la moda que comenzaba a alejarse de sus propios clientes y a volverse monótona. Poco después, Abloh acepta el cargo de director creativo en Donda, la agencia creativa de Kanye.
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Virgil Abloh se encarga del diseño de ‘Watch the Throne’ (el ansiado y levemente decepcionante álbum de West junto a JAY-Z), recibiendo con ello una nominación al Grammy por la mejor estética. Aunque, en realidad, la mayor parte del trabajo corrió a cargo de Riccardo Tisci, entonces director creativo de la popularísima firma Givenchy.
Hacia la cima de la industria de la moda
Un poco después (hablamos ya de 2013) Abloh fundó OFF-WHITE (tras su breve aventura con Pyrex) y rápidamente la convierte en una de las marcas de moda urbana más reconocidas del mundo.
El perfecto equilibrio entre la conexión con las tendencias más cercanas al barrio pero con el valor añadido del sector del lujo, hace que todo el mundo quiera lucir prendas de la firma.
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Un par de años después, OFF-WHITE ganó el premio a la mejor marca nobel por parte del gigantesco grupo empresarial del sector del lujo LVMH. Las cosas no podían ir mejor para este chico nacido de padres africanos en la ciudad del viento.
Después de aquello, todo el mundo quiere colaborar con Abloh, desde Takeshi Murakami a Jimmy Choo pasando por Nike o Jacob the Jeweler. ¿Quién dijo que los sueños no se hacen realidad?
Tanto es así, que ocurre lo que muchos esperaban. Virgil Abloh es fichado por Louis Vuitton (ni más ni menos) como director creativo para la línea masculina. Además, el de Chicago sigue compaginando todo eso con su carrera como dj, una afición constantemente solapada por su fama en el mundo de la moda. Tampoco hay que olvidar sus impresionantes —y limitadas— colecciones con IKEA.
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La historia de Abloh es la del self-made man u hombre hecho a sí mismo. Del barrio a ser el referente mundial de la moda que conecta a los más millonarios y los hace sentir frescos, revolucionarios y subversivos. Todo ello mientras hace ahorrar a los menos pudientes para adquirir las prendas que diseña, en el eterno loop aspiracional lleno de valores añadidos y pertenencia de clase que es la moda.
Reflexiones aparte, no se puede decir que Virgil Abloh no haya conseguido todos y cada uno de sus sueños. Y aún tiene cuarenta años, con lo que le queda mucha guerra -estilísticamente hablando- que dar.