¿Merece la pena «The Book of Clarence», producida por JAY-Z?

JAY-Z le ha cogido el gusto a producir películas y no solo eso, sino que parece que es con el realizador Jeymes Samuel con quien se siente más cómodo. Tanto es así, que ambos han realizado dos películas, la primera de ellas es la interesante e irregular «‘Más dura será la caída» y la segunda «The Book of Clarence».

Con el talento del señor Carter fuera de toda duda y el de Samuel también, no podíamos sino correr a lanzarnos sobre «The Book of Clarence» , cinta que, al menos sobre el papel, parecía más que interesante.

El largometraje cuenta la historia de un pequeño estafador de Jerusalén que intenta aprovechar la fama de Jesucristo para intentar imitar sus hazañas y, de camino, enriquecerse junto a su pequeño grupo de vándalos. Lo que quizás no esperaba el protagonista de la historia, de nombre Clarence, es acabar encontrando la verdadera fe en el trayecto.

Lo primero que llama la atención de la película es esa especie de mezcla de la cultura afroamericana con el Jerusalén de cuando Jesús tenía 33 años. Una fusión llamativa y que, sin embargo, funciona a las mil maravillas, en parte por una escenografía, vestuario y fotografía excelentes.

Lo segundo es que, si bien la película no es perfecta, es encomiable el esfuerzo de Jeymes Samuel (que también firma el guion) de crear una historia ambiciosa y completa en modo y forma. De hecho, la película incluso incluye momentos musicales, como prueba del afán ecléctico de Samuel en su última cinta.

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Por supuesto, gran parte de la magia el largometraje está en el carisma de sus intérpretes principales: el cada vez más habitual LaKeith Stanfield, Omar Sy, RJ Cyler y otras caras conocidas como la de Teyana Taylor o apuestas seguras y experimentadas como Alfre Woodard.

Aunque «The Book of Clarence» tiene ciertos momentos introspectivos y contemplativos y algún diálogo extenso, lo cierto es que sus más de dos horas de duración se pasan volando, quizás porque el correcto desarrollo de sus personajes y de la historia, con lo que su visionado acaba siendo una experiencia tan extraña y arriesgada como meritoria y placentera.

Como –casi– todas las producciones de corte tan arriesgado, las opiniones acerca de la película están siendo mixtas, aunque al aquí firmante le han parecido 135 minutos de talento, ambición y fantástica puesta en escena.