Sobre la condena a 30 años de prisión de R. Kelly: una reflexión
El miércoles 29 de junio de 2022, el cantante R. Kelly (cuyo nombre real es Robert Sylvester Kelly) era condenado en la ciudad de Nueva York a 30 años de prisión por gravísimos delitos de abusos y tráfico sexual. A lo largo de los meses que duró el juicio, se desveló una trama delictiva en la que se le procuraban futuras víctimas.
Un sistema parecido al que tenían Jeffrey Epstein junto a Ghislaine Maxwell, que abusaban continuamente de adolescentes. La condena de Kelly es la más dura tras la del productor de Hollywood Harvey Weinstein. Se firmaba así la caída a los infiernos de R. Kelly, una de las mayores estrellas que ha parido el género R&B en toda su historia.
Profundizando en los delitos de R. Kelly
Probablemente, estamos ante el delito más grave (de este tipo) cometido en la historia de la música negra. Recordemos que Michael Jackson (en quien se excusaba Kelly para decir que su situación era injusta y de linchamiento) fue declarado inocente por la justicia y todos sus acusadores han acabado reconociendo la inocencia del artista o bien siendo desmontados por un juez, incluyendo los protagonistas de «Leaving Neverland».
En el caso del «Rey del Pop», el motivo económico acababa siempre estando tras las acusaciones, con lo que su caso difiere bastante del de Kelly.
La condena a Kelly es emocionalmente desvastadora. El de Chicago compuso ‘I Believe I can Fly’, «The World’s Greatest», ‘You are not Alone’, ‘Step in the name of Love’, ‘I Wish’, «Bump n’ Grind» o ‘If i could turn back the Hands of Time’, una serie de canciones magníficas y atemporales que no parecen salidas de la mente de un supuesto psicópata.
Y es que, según el juez, Kelly es incapaz de empatizar o sentir las emociones humanas. Es decir: no es capaz de ponerse en el lugar del otro y sentir su sufrimiento. De ahí las constantes vejaciones a sus víctimas a lo largo de las décadas.
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Algo bastante llamativo, casi surrealista. Uno de los tipos que ha sabido expresar mejor el sentimiento más humano, es incapaz de sentir estas mismas emociones. Un talento más grande aún todavía, ya que las mejores canciones suelen salir de las personas más sensibles y concienciadas, que no solo sufren sus malos momentos, sino también los del resto.
Es en este punto, con Kelly condenado y con sus delitos demostrados, cuando uno se encuentra en la gran tesitura, ¿hay que cancelarlo musicalmente? Algunas plataformas ya lo han hecho, mientras que otras no. Hay fans de la música negra que se niegan a oír más las canciones del artista, mientras que otros sostienen que el arte es independiente y tiene valor por sí mismo, que van aparte de la locura y el daño que haya llevado a cabo su creador.
¿Debemos seguir escuchando a R. Kelly tras su condena?
Una situación difícil, ya que nos pone (como amantes del R&B) en una situación en la que plantearnos si dejar de oír algo tan mágico como muchas de nuestras canciones favoritas desde la infancia.
Si me preguntan a mí como escritor de este artículo, tengo claro que no reproduciré más a R. Kelly. Primero, por respeto a sus víctimas, segundo, porque esas mismas reproducciones generan dinero que va directo a los bolsillos del abusador.
Aún así, es algo que está en manos de cada uno. No hay una elección objetivamente más justa ni opción idónea. Eso, como casi todo en la vida, es una decisión personal e individual. Lo único que parece neutral y objetivo aquí es que Kelly era un -muy- peligroso depredador sexual y que el mundo es un poco más seguro con él entre rejas. Ahora solo falta que vayan a por el resto de delincuentes similares, que no son pocos, por desgracia.
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