Cuando DMX, Black Rob, MF Doom o Biz Markie nos dejaron a la vez
Hasta ahora (y por muy duro que pueda sonar), estábamos acostumbrados a que nuestros rappers favoritos se muriesen a causa de tiroteos. La violencia inherente al rap (algo que no acaba de cesar, por mucho que los sonidos y la estética evolucionen) y la juventud de la música como género hacía que no hubiese otra manera.
Y es que de un tipo de música nacida en los setenta, no podía haber representantes que falleciesen por complicaciones de la edad. Si comparamos el hip hop con el rock, el soul, el dance o incluso el funk, es un género bastante nuevo. Sí, podemos decir que la caída del funk coincidió en línea temporal con el nacimiento del rap, pero una cosa se estaba yendo mientras la otra estaba en sus cimientos más básicos e iniciales.
De un día para otro, un montón de leyendas del rap se iban para siempre
Pero el paso del tiempo es inexorable, como se suele decir. No es que ya haya rappers y productores (y por extensión, gente de todo el negocio) que tengan edad de fallecer, pero sí que empieza a ocurrir porque muchos de ellos tampoco son ya muchachos de 20 años trapicheando en las calles de Inglewood o de Queens.
Solo en los últimos meses, se nos han ido DMX, Biz Markie, Black Rob, MF Doom, Shock G (Digital Undeground), Gift of Gab (Blackalicious), Prince Markie Dee (The Fat Boys) o el ejecutivo Andre Harrell, mentor de Diddy y CEO del legendario sello Uptown Records. Entre drogas, enfermedades y causas naturales, lo cierto es que de golpe y porrazo la realidad nos ha mostrado que el rap ya no es cosa de niños.
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El género musical que eternamente era menospreciado por ser joven e inmaduro, empieza a hacernos despertar con el fallecimiento de muchos de sus grandes iconos. Como si algo tan básico como que el tiempo pasa sí o sí lo hubiéramos aceptado para todo menos para el hip hop, y en solo unos meses tenemos que ser conscientes de ello, a la fuerza y de la manera más triste y explícita.
Al final, es solo que la vida sigue su curso natural. La estética subversiva del rap nos ha mantenido engañados y los medios (y esa percepción que transmitían de que era un género menor, por su juventud) han contribuído a ello sobremanera.
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Pero un día ves tu teléfono móvil y te das cuenta de que tu ídolo ha fallecido, y al mes otro de ellos, y después otro más. Entonces descubres que algo tan natural como al rap le ha alcanzado el tiempo, justo como el rock, el dance o el heavy metal, sino que nosotros no teníamos el respeto – como género- de los de arriba.
El hip hop nació en los setenta y tenemos que aceptar la idea de que no hay vuelta atrás: se irán unos y aparecerán otros. La triste realidad que habíamos aceptado como regla natural para la vida y que casi creíamos que no sería aplicable al rap.
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Bueno, en realidad sí que sabíamos que acabaría pasando, pero nos sentíamos mejor pensando que no. Que descansen en paz todas las leyendas que nos han dejado en los últimos meses y que sigan iluminando a Dios (o a quién esté ahí arriba) con su talento.